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Próxima parada, Bobadilla estación

  • Una maqueta realizada por el alcalde pedáneo retrata la historia del ferrocarril

El silbido de una antigua locomotora de vapor nos da la bienvenida a una exposición ferroviaria que se encuentra en el Edificio de Usos Múltiples de Bobadilla, una pedanía antequerana, y que pretende ser un homenaje a la importante función que este medio de transporte tuvo para el futuro de esta comarca. Hasta mañana y desde el pasado día 8 de agosto, en horario de 10:00 a 13:00 estará abierto al público, para el disfrute de pequeños y mayores. Una maqueta de Ibertren, réplicas de locomotoras de vapor, fotografías, teléfonos, antiguas placas y algunos uniformes son algunas de las curiosidades que se pueden contemplar en este recorrido por una parte esencial de la historia del ferrocarril. El origen de la estación de Bobadilla data de 1865 y se consideró como el principal nudo ferroviario de Antequera y uno de los más importantes de Andalucía.

La iniciativa de emprender esta actividad le surgió a Fernando Reyes, alcalde pedáneo de Bobadilla, quien lleva desde el 1978 trabajando en Renfe como maquinista. "Soy un apasionado de mi trabajo y viendo como se ha devaluado mucho esta zona, queríamos impulsarla de alguna forma, y nada mejor como una exposición que ha sido muy visitada y que ha conseguido que, ferroviarios jubilados se emocionen viéndola".

Fernando quiso compartir su idea con varios aficionados de este mundo, relacionados también con la profesión y con el apoyo de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Málaga consiguieron su objetivo. Entre esos amigos se encuentra Francisco Merelo, un granadino que comenzó cultivando esta afición para recordar sus años de trabajo en Adif como maquinista. Su hijo Francisco se ha convertido en la cuarta generación de trabajadores del ferrocarril, aunque no como maquinista sino como personal de mantenimiento e infraestructuras. "Dar a conocer este mundo a través de la fabricación de forma artesanal de las réplicas de máquinas es el fin que persigue mi padre, que también ha expuesto en el Parque de las Ciencias de Granada".

Al no existir esquemas ni planos para realizar la máquina, Francisco se guía por las fotografías y los recuerdos que tiene, "no le hacen falta planos, concibe la idea y la escala y a partir de ahí hace las piezas usando diversos materiales, en sus réplicas nada es comprado, excepto los botijos que se llevaban en las máquinas de vapor, imprescindibles en aquella época".

El tiempo que ha empleado este granadino en fabricarlas puede ir de las 610 horas que dedicó a construir el modelo 1.300 a las 1.342 horas de la Centenaria. Aunque su hijo reconoce que no tiene favoritas, "si hay una intocable que es la 1.700, ya que con ella conoció a la que hoy en día es su esposa".

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