Salud y Bienestar

Cocinar en compañía de los hijos es un verdadero placer

  • Los niños pueden conocer de primera mano los productos, hacer sencillos platos y explorar las diferentes texturas, colores y sabores.

LA mejor manera de enseñar a sus hijos a comer bien, es cocinar y comer juntos. Si les permite que le ayuden a preparar la comida se sentirán motivados a la hora de probar nuevos alimentos que ellos mismos han preparado.

Los más pequeños pueden hacer sencillas tareas que le despertarán sus sentidos, su curiosidad, su desarrollo psicomotor y el sentido de responsabilidad, por nombrar algunos beneficios que esta actividad les proporciona.

Abrir la puerta de la cocina a un niño desde su más tierna infancia puede ser una de las mejores experiencias para toda la familia. Este acto puede entenderse como la muestra de una de las herramientas básicas para la autonomía del futuro adulto: saber cocinar para alimentarse, una práctica que no se enseña en ningún otro sitio mejor que en casa. Como en toda materia para aprender, ésta también ha de hacerse amena, atractiva e interesante.

Si se decide por aprovechar el tiempo libre del fin de semana para pasar un rato divertido con sus hijos en la cocina, ¡empiece por rescatar el delantal!

Los niños pueden cambiar su concepción sobre la comida y la alimentación cocinando con los mayores. Participar en el proceso de elegir una receta, ir a comprar juntos los ingredientes necesarios y cocinar, les ayudará a conocer mucho más acerca de cada alimento y sus beneficios.

Cocinando, los niños aprenderán a colaborar en las tareas de la casa, algo imprescindible para el desarrollo de la responsabilidad. Además, es el momento perfecto para concienciar sobre la importancia de una alimentación saludable y la necesidad de aprovechar la comida y no desperdiciarla. Debe acompañar cada alimento que se emplea para preparar la receta con una breve explicación sobre sus propiedades y el lugar que ocupa en la pirámide alimenticia. Será la forma ideal para que entiendan qué es una dieta equilibrada, y cuáles son los nutrientes y vitaminas que les aportan cada uno.

Si tanto padres como niños disfrutan de la experiencia de cocinar juntos, se puede convertir en una actividad en familia para hacer en días de lluvia, vacaciones o incluso en un hábito, si los chicos son lo suficientemente mayores para ayudar con las labores de la casa. También puede aprovechar estos momentos para explicar cómo se colocan los cubiertos en la mesa y las normas de comportamiento básicas durante la comida.

Un buen comienzo es parte del éxito y para ello conviene empezar con platos fáciles. Transmítales amor por la cocina y por los alimentos bien escogidos y elaborados, poco a poco serán más responsables con respecto a su alimentación.

Los benjamines de la casa pueden participar en las labores de cocina lavando las frutas y vegetales, pelando huevos duros, mezclando alimentos en un bol, ayudando con un puré de patatas...

El niño también puede poner y recoger la mesa y limpiar después de cocinar. Cuando haga estas pequeñas tareas debe elogiarle. Verá cuanto disfruta y lo orgulloso que se sentirá. Seguro que ganará un ayudante en la cocina para siempre. ¿Se atreve este fin de semana?

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