Salud y Bienestar

La globalización era esto

  • Muchas de las claves que han marcado la agenda sanitaria del último año evidencian la necesidad de actuar localmente con conciencia global.

Piensa globalmente, actúa localmente. Este lema del altermundismo preecologista, atribuido a varios autores, es hoy día una constante evidente de lo político y lo social. En el año que ahora acaba, desde el punto de vista sanitario, se han dado varias situaciones para demostrar, entre la crisis y la oportunidad, que la salud global y la salud individual son un todo.

La crisis global del Ébola ha supuesto una advertencia explícita sobre los riesgos de políticas poco generosas en cooperación. La respuesta de los gobiernos ha sido torpe y a veces escasa. Un informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) en plena gestión de la crisis alertó a mitad de año de las deficiencias de la respuesta global al problema y subrayó que el brote aún no ha terminado. La doctora Joanne Liu, presidenta internacional de MSF lo resumió así: "La epidemia de Ébola demostró ser un evento excepcional que expuso la realidad de cuán lentos e ineficientes son los sistemas de salud y ayuda para responder a emergencias".

El impacto del cambio climatico en la salud humana será un reto político global para la próxima década. Durante el último medio siglo el desarrollo industrial humana, basado en la explotación y el consumo de petroleo, ha liberado cantidades de CO2 y otros gases de efecto invernadero suficientes para retener más calor en las capas inferiores de la atmemósfera y alterar el clima mundial. En septiembre, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó un nuevo plan de trabajo de la OMS en materia decambio climático y salud. Animaba a coordinarse con otras organizaciones del sistema de las Naciones Unidas y velar por que la salud esté representada adecuadamente en la agenda sobre el cambio climático; e instó a ayudar a los países a crear capacidad para reducir la vulnerabilidad de la salud al cambio climático y fomentar la salud reduciendo las emisiones de carbono.

La hepatitis C ha sido una de las enfermedades cuyo contexto clínico ha cambiado radicalmente en muy poco tiempo con la llegada de nuevos tratamientos capaces de controlar la enfermedad. El acceso rápido y equitativo a estos fármacos provocó un tsunami en la movilización de pacientes que no había tenido antecedentes similares en nuestro país. El modelo de reclamación a las instituciones basado en las pocas asociaciones constituídas existentes dio lugar a una eclosión coordinada y efectiva de plataformas de pacientes y que, aparentemente, ha logrado sus objetivos.

Otro fenómeno representativo de esta mentalidad dual, que obliga a actuar localmente dentro de una sociedad en red, vino de la lectura alarmista que hicieron muchos sectores relacionados con la ganadería y la alimentación del informe de la OMS sobre el riesgo para la salud de las dietas en las que se abusa de las carnes rojas y procesadas. La viralidad de la red detonó en multitud de mensajes alarmistas, superficiales y confusos que planeaban muy por encima de la evidencia de la OMS. Ese mensaje, que ha estado presente en multitud de trabajos de investigación durante las dos últimad décadas, no fue bien entendido. En el año 2002 la OMS ya había emitido el informe Dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas en el que se aconsejaba un consumo moderado de carne procesada y en conserva para reducir el riesgo de cáncer. Entonces no hubo reacciones airadas, ni confusión. Tampoco se habían popularizado las redes sociales ni los memes.

Por último, la política sanitaria también ha promovido debates en los que las fronteras entre lo global y lo local se desdibujan y exigen nuevas formas de entender y abordar los problemas colectvios. El proceso de compra de medicamentos a gran escala en Andalucía, conocido como 'subasta de medicamentos', ha planteado la selección de proveedores en un escenario global. También, la universalidad de la Sanidad en una sociedad mixta y necesitada de inmigrantes ha chocado con el cuestionamiento, poco ingenuo e interesado, de su propia sostenibilidad. Mientras, en la superficie se sigue interpretando erroneamente a esta nueva cultura de la red distribuida como una cuestión más tecnológica que de ideas eminentemente humanistas.

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