Joaquín Salcedo, por la originalidad de sus diseños, es uno de los bordadores más destacados de la Semana Santa de Málaga. Considera que el patrimonio más importante que posee una hermandad es el humano.

-Como bordador, y también vestidor de vírgenes, entiendo que vive la Semana Santa con un fervor especial.

-Es una herencia. Nos sentimos orgullosos de poder colaborar y ser partícipes en la historia de esta época. Estoy muy contento con nuestra Semana Santa.

-Su obra magna es el palio completo para la Cofradía del Rescate en estilo neogótico. Hoy estrena estandarte. ¿Qué ha supuesto esta pieza?

-Ha sido una obra importante, que ha tenido como punto de partida el boceto del cofrade fallecido Jesús Castellanos. Tuve que llevarlo a la realidad sin él, redibujarlo a partir de lo que había dejado. La pieza es brutal, grandiosa, con la complicación que implica incorporar cuatro capillas de estilo renacentista. Este jueves se estrenará también la primera parte del bordado de las mangas de la túnica de Viñeros, de la que yo también me he encargado.

-Su dedicación al bordado fue temprana, lo que le ha permitido conocer en profundidad las diferentes técnicas.

-Comencé a los 14 años a bordar y a vestir vírgenes y ahora tengo 41. Siempre me ha gustado porque en la Semana Santa todo es arte, que puede ir desde la colocación de unas flores hasta el encendido de ceras. Pude conectar esa inquietud con mi creatividad. Ha sido una suerte que la hermandad haya confiado en mí y tener la posibilidad de servirle.

-¿Qué recuerdos guarda de la Semana Santa que vivió durante su infancia?

-Sobre todo los que tienen que ver con mi cofradía: la de Jesús Cautivo y María Santísima de la Trinidad. Quedaba cerca de mi casa y empecé a salir de nazareno desde muy niño. Recuerdo que el Lunes Santo era muy grande.

-¿Qué diferencias encuentra entre la Semana Santa de ahora y la de hace unos años?

-Hemos avanzado muchísimo, tenemos más cultura en todos los sentidos. Las casas hermandades marcan la gran diferencia respecto a la antigua Semana Santa. Viví lo que era un tinglado: se trabajaba mucho y el patrimonio sufría bastante.

-Y hablando de patrimonio, ¿cuál considera que es el más importante que posee una hermandad?

-Debe ser el humano, después el artístico.

-¿Qué mejoraría de la Semana Santa de Málaga?

-Me gustaría que el pueblo la viviera con respeto y que se valorara el trabajo tan duro que hay detrás de cada procesión. Las cofradías siguen luchando y dejándose la vida por mejorar. Es el esfuerzo de mucha gente anónima.

-¿Cómo va a vivir estos días?

-Trabajando y disfrutando de la Virgen de la Trinidad, a la que llevo 25 años vistiendo.

-¿Qué lugares considera más interesantes para ver los tronos?

-Las callecitas estrechas tienen mucho mérito. Hay que buscar los recovecos, las curvas. Me gusta la salida de cada hermandad, que es el momento más alegre.

-El cielo preocupa a los cofrades, puesto que las previsiones no son nada halagüeñas.

-Es algo que no controlamos, lo único que gana a los cofrades. Ante la duda, nos quedamos en casa. El patrimonio de las hermandades que hemos heredado debe pasar a los siguientes. Se sale para pasar una noche agradable con los hermanos, pero no merece la pena arriesgar los enseres.

-¿A quién daría unos toques de campana?

-A los malagueños, para que seamos respetuosos estos días con las imágenes que llevamos. Somos, al fin y al cabo, herederos de una cultura.