Sociedad

Apatía, insomnio y dolor de cabeza son los riesgos de la vuelta al trabajo

  • Un 57% de la población ocupada afirma haber sufrido depresión posvacacional Expertos afirman que el síndrome está condicionado por el equilibrio personal y no por el tipo de empleo

Se llame síndrome, depresión, estrés posvacacional o no se le ponga nombre, lo cierto es que la vuelta al trabajo después de las vacaciones requiere de un proceso de adaptación que si no se afronta bien puede generar apatía, insomnio o dolor de cabeza de distinta intensidad dependiendo de la persona.

Los expertos consultados coinciden en que el mejor término para definirlo es "síndrome", ya que hace referencia a una serie de síntomas que se presentan juntos en una situación determinada como es la vuelta a la normalidad.

"Como patología no está reconocido en el ámbito sanitario", precisa el doctor Enrique Aubá Guedea, coordinador del departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Clínica Universidad de Navarra. "Es una realidad que afecta a muchas personas a la vuelta de vacaciones que pueden sentirse mal, tener cierto bajón; es una reacción adaptativa al cambio, a la vuelta a la rutina", agrega.

¿Es frívolo hablar de síndrome posvacacional en un país con casi cuatro millones y medio de parados? Los expertos creen que lo puede parecer si se le presta demasiada atención. Tampoco parece que sea algo propio de los últimos tiempos, fruto de la vida moderna, aunque desde hace unos años se le está dando más importancia. "Cierto síndrome puede haberlo habido siempre en el sentido de que cuesta retomar la rutina de una nueva etapa, pero es verdad que en las últimas décadas estamos mucho más centrados y concienciados en nuestro propio estado y en nuestra propia psicología", señala el doctor Aubá.

Para este médico, "el síndrome hace referencia a que nuestra vida está estructurada en ciclos y el curso académico es uno de esos ciclos, cuyo comienzo y fin lo marca el periodo vacacional". Los síntomas son transitorios y adaptativos a la nueva situación y al cambio, pero si cuando aparecen no se enfocan bien podrían evolucionar a un trastorno depresivo o de ansiedad, advierte este profesional. Sólo si los síntomas son de alta intensidad y duran más de quince días pueden ser un motivo de preocupación.

Según un estudio de la empresa de recursos humanos Randstad, cuando se pregunta directamente si se ha sufrido el síndrome posvacacional -sin definir qué es-, la mayoría de los trabajadores (57%) responden que sí (63 % mujeres y 51% hombres). Aubá cree que más que hombres o mujeres o tipo de trabajo, lo que influyen son las circunstancias personales, que "pueden ser más favorecedoras o protectoras en el sentido de equilibro personal, emocional o familiar que tenga cada uno". Es importante el ritmo de trabajo-descanso habitual, ya que si trabajamos con especial intensidad, a un nivel de estrés muy elevado, los cambios entre trabajo y descanso son muy bruscos. En este caso, este el doctor aconseja aprovechar la vuelta de las vacaciones para plantearse el comienzo de otro ciclo en el que la persona lleve el control de su vida de una manera adecuada, con más equilibrio entre trabajo y descanso.

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