Sociedad

El 7% de las familias, la mayoría de clase media, sufren violencia filio-parental

  • Los expertos alertan de que hay una "cifra negra" de este tipo de agresiones Haber sido víctima o testigo de violencia de género, acoso escolar o consumo de drogas, causas que las propician

Los casos de violencia filio-parental se han disparado de forma exponencial en los últimos años, hasta afectar a entre un 7% y un 10% de las familias, en su mayoría de clase media y media alta, aunque los expertos alertan de que existe aún una "cifra negra" de este tipo de agresiones.

La Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-Parental (Sevifip) presentó ayer en una rueda de prensa las primeras jornadas de Prevención y Asistencia en Violencia Filio-Paternal, que el día 9 reunirá en Barcelona a 300 especialistas de toda España.

Uno de los objetivos de las jornadas es arrojar luz sobre "un fenómeno oculto que ahora está empezando a aflorar" y para el que no existe una "respuesta organizada", según Montserrat Magrané, directora de la asociación Amalgama 7, una de las organizadoras de las jornadas.

Según estudios internacionales, los casos de violencia de hijos a padres han experimentado una "progresión exponencial" en los últimos años, hasta afectar de entre 280.000 a 400.000 familias en España, lo que supone entre un 7% y un 10% de los hogares.

En los últimos tres años, las diligencias abiertas por la Fiscalía en toda España por casos de violencia filio-parental, también llamada ascendente, rondaron las 5.000, lo que constituye entre un 16 y un 18% de los delitos cometidos por menores de edad.

Sin embargo, los expertos advierten que la violencia filio-parental supone una "epidemia oculta", dado que los padres son reacios a denunciar por su temor a las consecuencias penales que puede acarrear para sus hijos y, a menudo, por la vergüenza que les produce explicar lo sucedido.

En los últimos años, el perfil de hijos denunciados por agredir a sus padres ha ido cambiando y afectando en mayor medida a las familias de clase media o media alta: en un 60% de casos al menos uno de los padres cuenta con estudios universitarios, según un estudio citado por el director clínico de Amagalma 7, Jordi Royo.

Según los informes, en un 70% de los casos la violencia la ejercen chicos, de clase media o media alta, con una experiencia de abandono escolar, consumo de drogas y a menudo patologías asociadas al Trastorno de Déficit de Atención (TDA).

La mayoría de los agresores tienen su primer episodio violento con 16 años, aunque su conducta empezó a desarrollarse dos o tres años antes, y los primeros síntomas suelen ser robos a sus padres, lanzamiento de objetos, manipulaciones o intimidaciones.

Según los estudios, en la mayoría de casos suelen ser madres y abuelas las agredidas, y uno de los principales factores que predisponen a desarrollar ese comportamiento es haber sido testigo de maltrato en el hogar o haber padecido acoso escolar.

Los expertos alertan también de la falta de protocolos policiales que den una respuesta homogénea a las denuncias de violencia filio-parental, por lo que reclaman agentes con una formación específica para atender a la víctimas de ese tipo de agresiones.

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