Sociedad

Emilio Lledó obtiene el Princesa de Asturias de Humanidades

  • Maestro de pensadores, el ensayista, filósofo y académico nacido en Triana en 1927 de padres saltereños ha impulsado "la convivencia en libertad y democracia", según el acta del jurado.

El filósofo Emilio Lledó Íñigo (Sevilla, 5 de noviembre de 1927) fue premiado ayer con el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2015, un galardón que distingue su "relevancia internacional y trayectoria ejemplar" y que, según reconoció a sus 87 años, le va a dar "un poco de marcha", pero no lo va a envanecer. Lledó se mostró muy agradecido con la noticia y aseguró que le llenaba "de especial satisfacción y orgullo que sea un galardón otorgado a la Comunicación y a las Humanidades, pues estas han sido, con todos los errores y aciertos que haya tenido, el fundamento de mi vida", manifestó en una declaración distribuida por la Fundación. "Creo en la importancia de la palabra y la comunicación para construir ese concepto que los seres humanos llaman hoy las Humanidades y que, para los griegos, simbolizaban la idea de justicia, de verdad, de solidaridad y filantropía". 

Ensayista, filósofo y académico, Lledó recibe esta distinción por concebir la Filosofía "como meditación sobre el lenguaje" y subrayar "la tendencia natural del ser humano hacia la comunicación". "De este modo, hace suya la razón ilustrada a través de un diálogo que impulsa la convivencia en libertad y democracia", reflejó el acta de un jurado presidido por el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha. Lledó se impuso en la última votación al historiador mexicano Miguel León-Portilla. Ambos superaron a la candidatura conjunta del fotógrafo de guerra estadounidense James Nachtwey y la periodista inglesa de la CNN Christiane Amampour. 

"El año pasado fui finalista y me lo quitó Mafalda, el personaje de Quino, con todos los méritos y derechos, y me siento orgullosísimo de haber estado con él entre los candidatos, pero este año parece que no ha habido ninguna Mafalda. Aun así me ha caído de sorpresa", señaló a Efe Lledó, que bromeó con los premios que últimamente le caen "casi en ataque". Ganador el pasado año del Premio Nacional de las Letras, y antes, del María Zambrano, el Antonio de Sacha y el Pedro Henríquez Ureñan, su mayor satisfacción "es poder seguir trabajando y manteniendo los mismos ideales que tenía de jovencito", cuando se marchó a estudiar a Alemania. 

Emilio Lledó nació en el barrio de Triana pero sus padres eran de Salteras, municipio del Aljarafe sevillano con el que mantiene una estrecha relación y cuya Biblioteca Municipal lleva su nombre. Con seis años se trasladó a Vicálvaro (Madrid), donde estudió la primaria con un maestro al que siempre recordó, y padeció la Guerra Civil. Se licenció en Filosofía en la Universidad de Madrid en 1952 y estudió tres años en la Universidad de Heidelberg. Allí se impregnó de la filosofía alemana de posguerra con maestros como Hans-Georg Gadamer, Karl Löwith y Otto Regenbogen. Después estuvo en Berlín hasta que en 1963 volvió con su mujer a una España gris para impartir clase y dedicarse a la educación, que es uno de los temas que más ha preocupado al filósofo y ha sido la obsesión de su vida. 

En 1964 obtuvo la cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos en la Universidad de La Laguna (Tenerife) y tres años después se trasladó a la de Barcelona como catedrático de Historia de la Filosofía. En 1978 ingresó en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Madrid, donde permaneció hasta su jubilación. 

En 1993 fue nombrado miembro de la Real Academia Española y es miembro vitalicio del Instituto para Estudios Avanzados de Berlín. Entre otras distinciones, a lo largo de su trayectoria recibió también, en 1990, el Premio Alexander Von Humboldt del Gobierno alemán. 

Autor de más de un centenar de trabajos de investigación, ha publicado artículos en las más prestigiosas revistas filosóficas internacionales y ha escrito alrededor de veinte obras, como El silencio de la escritura (1981), por el que en 1992 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo; El surco del tiempo (1992); Memoria de la ética (1995); Lenguaje e historia (1996); Imágenes y palabras: ensayos de humanidades (1998); El epicureísmo (2003); Elogio de la infelicidad (2006); Filosofía y lenguaje (2008); Ensayos para una educación democrática (2009), El origen del diálogo y de la ética. Una introducción al pensamiento de Platón y Aristóteles (2011) y Los libros y la libertad (2013). Sus trabajos se consideran fundamentales en la recuperación de la filosofía griega y el helenismo en España y han contribuido al desarrollo de la hermenéutica en la filosofía española contemporánea. 

Lledó ha entendido el misterio del tiempo a través de los libros, de las palabras que aparecen en ellos, y de entre esas palabras el filósofo siempre destaca tres, grabadas a fuego: "esperanza", "felicidad" y "libertad de pensar". "Me siento muy feliz de haber seguido en esa línea y haber mantenido lo que siempre he creído", subrayó. También es un hombre comprometido y como tal forma parte de la plataforma que apoya al candidato socialista para la comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, quien reconoció ayer en el filósofo los valores "por los que uno quiere vivir". 

El catedrático Benigo Pendás, que formó parte del jurado, incidió en que es "un gran pensador español, de una elegancia personal e intelectual enorme", mientras que la filósofa Adela Cortina señaló que el galardón reconoce a un pionero en la recuperación de la ética y de los clásicos griegos y a un maestro de pensadores. Para la escritora gaditana Elvira Lindo, que por primera vez formaba parte del jurado de este premio, Lledó es "una persona ejemplar en todos los sentidos". 

En esta XXXV edición de los galardones, que llevan el título de la heredera de la Corona por primera vez, se fallaron ya el premio de las Artes, que recayó en el cineasta Francis Ford Coppola, y el de Ciencias Sociales, en la economista francesa Esther Duflo. Como cada uno de los ocho premios que concede la Fundación Princesa de Asturias, está dotado con 50.000 euros, una escultura de Joan Miró, un diploma y una insignia que recibirá el próximo otoño en una ceremonia que tradicionalmente preside el rey Felipe. El galardón de Comunicación y Humanidades ha sido concedido, entre otros, a Václav Havel, Umberto Eco, George Steiner, Hans Magnus Enzensberger y Ryszard Kapuscinski.

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