A tan sólo cuatro días para que dé comienzo la 66 entrega anual de los premios Emmy, los dos protagonistas de Breaking Bad, Bryan Cranston y Aaron Paul, promocionan su papel como presentadores de la gala con un cómico spot. En él, la pareja vuelve a desafiar la ley intentando extraer beneficios con una casa de empeños como tapadera en la que atienden a la actriz Julia Louis-Dreyfus (ganadora por Veep).

Breaking Bad, finalizada hace casi un año, es una de las candidatas al mejor drama por la segunda mitad de su última temporada. Los dos narcos más famosos de la pequeña pantalla formaron parte de una obra sin precedentes con la que Vince Gilligan consiguió introducir nuevas herramientas en la ficción y propiciar una revolución en el apartado técnico y en el guion.

La gran producción de la AMC detenta una trama perfectamente estructurada, que conecta de principio a fin, gracias a una narración circular en la que no queda ningún cabo suelto. La reliquia de la AMC indaga en el mundo interior y psicológico de un profesor de química que, debido a un cáncer de pulmón diagnosticado, se ve obligado a fabricar con ayuda de un antiguo alumno suyo una droga para venderla y poco a poco hacerse con el mercado del cristal en Albuquerque. La metamorfosis maniquea de la que hace gala Walter White constituye la columna vertebral de los 62 episodios que dan forma a la mejor serie de 2013, según el Emmy que consiguió en este apartado. Además, Heisenberg fue capaz de generar odio y amor en torno a un compendio de actos e intereses que incitaban a la bipolaridad.

Bajo el pretexto de la química se plasma uno de los cambios más bruscos, complejos y mejor llevados de la ficción seriada. Gilligan supo conferirle a su proyecto el simbolismo necesario para evitar que Breaking Bad cayese en la frivolidad. Por eso mismo los elementos químicos juegan un papel revelador con el que los responsables colmaron de pistas los acontecimientos de cada capítulo. Así ocurrió, por ejemplo, con el desenlace de la trama, ya que el título Felina es una combinación de tres elementos (hierro, litio y sodio) esenciales para comprender el significado de la serie. Un cúmulo de secretos que está presente hasta en la introducción, pues al principio de cada episodio se observa, justo antes de que el título Breaking Bad aparezca en pantalla, la receta química para crear la famosa droga azul que Walt produce.

El éxito de Heisenberg, apodo que recibe del científico homónimo al que le debemos el principio de incertidumbre, se basa en una selección de personajes secundarios igual de complejos que el protagonista, lo que permite enriquecer la historia. Tanto es así que el spin-off en el que interviene Saul Goodman, el abogado de la pareja de narcotraficantes, está ya en camino. Better Call Saul verá la luz en febrero de 2015 y en principio tiene dos temporadas por delante.

Tras su debut en 2008, Breaking Bad creció paulatinamente incorporando madurez y elementos más oscuros en su narrativa. Una obra maestra repleta de giros espectaculares que llevan a la sobredosis.