TV-Comunicación

Adiós a 'Mad Men', la serie en la que nunca pasa nada

  • La ficción de Matthew Weiner que retrata el mundo de la publicidad en los 60 concluye con un final inesperado pero a la altura de las expectativas de los seguidores.

Peggy, Sally, Joan, Roger, Pete y Don son ya parte de la historia de la televisión. Esa televisión que cambió para siempre Los Soprano, la serie que Matthew Weiner, creador de Mad Men, ayudó a hacer grande. Mad Men ya es leyenda. Empezó a serlo hace algunos años, cuando público y crítica coincidieron en calificar de serie de culto este retrato del American way of life, de mimada estética y personajes complejos. Su último capítulo, estrenado el domingo en Estados Unidos y un día más tarde en España, pone el broche de oro a ocho años, siete temporadas y 92 episodios. El final, inesperado, ha desatado el aplauso y acaparado los halagos de los afortunados que ya lo han digerido. Misión cumplida.

Mad Men se estrenó en el año 2007. Su arranque fue el pistoletazo de salida de una época sembrada de éxitos para la cadena AMC, que un año más tarde programó Breaking Bad y poco después, The Walking Dead. La gloria de la recién finiquitada ficción le debe mucho a Jon Hamm, que logró hacer creíble el personaje de Don Draper, protagonista indiscutible de la historia, el auténtico Mad Men. A Don Draper se le recordará paradójicamente como un hombre frágil, un hombre que lo tuvo todo y que, a pesar de eso, no supo ser feliz.

Al final de la séptima temporada, el espectador llega con un puñado de imágenes grabadas en su retina. Desde sus impecables títulos de crédito -una obra de arte- hasta el descubrimiento de la identidad de Draper, pasando por la violación de Joan, el embarazo de Peggy o el Zou Bisou Bisou de Megan. Pero hay muchas más. El rico elenco de personajes que rodea a Draper construye un singular universo que arroja luz sobre el mundo de la publicidad de mediados del siglo pasado, el Nueva York de los años 60, la mentira del sueño americano y la opresión de las mujeres y su despertar social.

Mad Men cuenta una historia de hombres fuertes, dispuestos a conquistar Manhattan, capitaneados por otro hombre que no se quiere. Que no sabe querer a nadie. Mad Men es sobre todo mentira, justificación y autoengaño. Una serie en la que nunca pasa nada, pero pasa, y mucho. La última vez que el espectador vio al mujeriego y alcohólico Draper fue en una parada de autobús en Oklahoma, con la intención de dejar atrás su pasado, su familia y sus posesiones y convertirse en un hombre libre. Alejado ahora de la agencia y divorciado de su segunda esposa, Megan, con la que vivió una especie de renacimiento, el protagonista se embarca en un viaje de carretera con el que parece querer reencontrarse, y hacer que el espectador se encuentre, al fin, con sus orígenes.

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