Cuéntame cómo pasó cierra hoy su temporada número 16 con un capítulo en el que se recuerda el incendio de la discoteca Alcalá 20, sucedido en diciembre de 1983. Un suceso en el que murieron 82 personas, jóvenes en su mayoría, y otras muchas quedaron con graves secuelas. Titulado La noche no es para mí, el guión lleva la firma de Curro Royo y está dirigido por Oscar Aibar.

La sala Alcalá 20, que había sido remodelada tres meses antes de la tragedia, era uno de los locales de moda de la noche madrileña. La madrugada del 17 de diciembre de 1983, como otras tantas, se encontraba llena de jóvenes que disfrutaban sin adivinar el trágico incendio que se desataría cuando la discoteca estaba ya a punto de cerrar.

Gracias a los documentos audiovisuales del archivo de RTVE y a una considerable labor de investigación del equipo de la serie, se ha logrado reconstruir con total veracidad cómo se desarrollaron los acontecimientos. "He consultado prensa, informes periciales, programas de TVE, como Informe Semanal y Telediarios y, por supuesto, testimonios de supervivientes", explica Curro Royo, guionista del capítulo. "Por suerte teníamos muy cerca a personas que vivieron aquella terrible noche de primerísima mano, y muchas secuencias del guión reflejan fielmente sus experiencias".

Para retratar visualmente aquella larga noche, ha sido necesario un trabajo de gran envergadura, con un extraordinario despliegue de todos los departamentos implicados en la producción de la serie: decoración, documentación, construcción, atrezzo, maquillaje, peluquería y vestuario, entre otros. TVE ha construido un decorado de unos 250 metros en el que se encuentra el vestíbulo y exterior de la entrada de la discoteca y parte de la calle, con una parada de autobús, marquesinas y otros elementos de mobiliario urbano incluidos. En el rodaje, realizado de noche, han intervenido 270 figurantes que, en las escenas de acción, actuaron bajo las directrices de especialistas.

Para Oscar Aibar, director del capítulo, "el principal reto es conseguir que el espectador sienta junto a ellos la sensación real de vivir aquel increíble hecho histórico que tanto marcó a los madrileños. Para mí, como director, lo más importante ha sido intentar recrear las emociones, lógicamente cargadas de un hondo dramatismo y de una tensión constantes, manteniendo un profundo respeto por las víctimas y los familiares de los que tuvieron la desgracia de vivir aquellos momentos, e intentando en todo momento no ofenderles ni a ellos ni a ningún espectador".