Telmo Aldaz. 'Mares: Telmo y los hombres del mar'

"España ha vivido durante mucho tiempo de espaldas al mar"

  • La nueva temporada de 'Mares', ahora los lunes, recorre el Mar de Alborán. La serie de DMax se centra en el retrato de los andaluces vinculados a nuestra costa.

Telmo Aldaz se embarca en una nueva aventura en la cadena DMax  con una segunda temporada de Mares, creada por la productora Molinos de Papel. Una serie de cinco episodios que recorre la costa andaluza, ahora desde Málaga hasta Almería. Mares ha pasado desde hoy a la noche de los lunes.

 

-Después de una primera temporada por el Estrecho de Gibraltar, ahora el escenario es el Mar de Alborán. ¿Qué se verá?


-El año pasado la temporada se grabó en el mar de Cádiz y también por la parte de Ceuta y este año nos hemos ido hacia el Mar de Alborán. Se diferencia con la anterior en que nos hemos centrado en  los oficios, en  descubrir a los que trabajan en el mar, pero también vamos a disfrutar  de paisajes, de fondos preciosos, del cielo, de la fauna...

 

-¿Es otra manera de entender este mundo, el mar?


-Sí, sin duda. Se verán pescadores, criadores de pulpos, gente que hace los trabajos subacuáticos más duros. Desde los que se dedican al turismo trabajando en un chiringuito o utilizan el litoral para hacer algún tipo de deporte a gente que se dedica a la pesca por afición, pasando por el mundo de la Guardia Civil, la Armada, los pescadores.

 

-¿Es más enriquecedor este punto de vista que tratar sólo con la naturaleza marítima?


-Te da otra visión. Tener la experiencia de la primera temporada, la suerte de volver a Andalucía  y poder descubrir mejor esa tierra y a la gente que está en el mar, para mí es un lujazo. Los que vean esta serie van a tener una visión mucho más práctica, más humana y eso les va a cambiar.

 

-Habla de Andalucía ¿qué nuevos enclaves se verán?


-Desde Málaga, con el barrio de pescadores de El Palo, hasta el Cabo de Gata y doblando el cabo, Melilla, la isla de Alborán y Motril. Este es un mar duro, un mar fuerte y eso se verá en estas nuevas grabaciones.

 

-¿Qué se queda del sur?


-Yo viví de pequeño con mi madre en la Isleta del Moro (Almería), un pueblo pequeño de pescadores cuando aún no era turístico y no estaban los plásticos.  Me quedo con la gente, con la luz y con ese aire que se respira que me trae tantísimas imágenes de mi niñez.

 

-Lo definen como aventurero ¿es innato o aprehendido?


-No lo sé. Yo he tenido la suerte de que mi madre era muy hippy, era arqueóloga y estuvimos desde pequeños de excavación en excavación viviendo cosas maravillosas. Mi padre era marino mercante y luego mi tío era Miguel de la  Quadra Salcedo.   No obstante, considero que todo el mundo tiene algo de aventurero en él, con las entrevistas de esta serie me he dado cuenta de que los pescadores también lo tienen, la mayoría de las personas son verdaderos aventureros porque sus vidas no están escritas en ningún guion, sino que la afrontan cada día.

 

-Tradición que le viene de una longeva  casta...


-Sí. El primero de mis antepasados aventureros fue Francisco de la Bodega y Quadra que navegó hasta el río Yukón en Alaska y le dio nombre a la isla que hoy en día se llama Vancouver, pero que para nosotros siempre será la isla de Quadra. Y más recientemente mi tío Miguel con el que me fui  con 16 años a  Aventura 92 (después Ruta Quetzal). Creo que es muy importante viajar para experimentar, para conocer y para conocerse a uno mismo; es fundamental y por eso les tengo mucho cariño a estas figuras  valientes  que abrieron caminos.

 

-¿Por qué esa unión tan especial con el mar?


-El mar ha sido el medio que he visto más natural, mi padre marino y mi madre una enamorada del mar y tiene esa parte romántica, de sueños, literatura. También porque el mar era la conexión, por donde venían las noticias, las mercancías , lo nuevo. El mar es viaje, es aventura.

 

-¿Estamos en la época del reality aventurero?


-Afortunadamente está de moda. Hay gente que hace cosas de estas desde siempre, pero no había gente interesada en contarlo. Tendría que haber muchísimos más porque ese espíritu es el que mueve y cambia los países y si te quedas anclado en un sitio y no quieres conocer lo que hay fuera, te pierdes muchas cosas porque lo experimentado puedes adaptarlo después a tu sitio de origen y siempre, siempre te cambia.

 

-¿Cómo le han influido todos esos viajes que ha efectuado?


-Cada instante y cada lugar tienen su momento. Cada viaje es distino.  Cada día va cambiando y eso en el mar se ve muy bien. Si te asomas a la Bahía de Cádiz y hay un día borrascoso, llegas otro día y hace un día espléndido. Ninguno es igual a otro; todo va cambiando y los viajeros nos llevamos guiar...

 

-Parece una filosofía de vida...


-Claro, es un poco adaptarse a lo que venga, estar siempre contento con lo que tengas, o intentarlo.

 

-¿Le gustaría una temporada más internacional?


-Me encantaría  hacer una temporada en España y otra fuera, pero no me gustaría dejar nuestro país porque es una preciosidad y lleva muchísimo tiempo viviendo de espaldas al mar. Se ha perdido esa visión y cuando hemos vivido marginando al mar, nos hemos vuelto más pequeños, en el sentido de tener una visión universal menor. El mar no es sólo una zona de recreo, es muchísimo más, es cultura, es respeto, es  economía, lo es todo.

 

-¿Su destino más impactante?


-Creo que los que realizas de pequeño. Yo me acuerdo de África, de ver los montes del Rif cuando mi madre nos llevó a Tarifa y pudimos ver el Estrecho. Esos montes tan grises, tan grandes, para mí  fue como ver la Luna. Mira que he visto sitios.

 

-¿Es más de registrarlo todo con una cámara o prefiere la imagen mental de un lugar?


-No, al revés, si vas a contar una historia como esta evidentemente lo tienes que documentar, pero no sólo  deberías grabar. Son dos cosas diferentes, hay momentos que no se pueden grabar ni fotografiar. Ahora parece que todo el tiempo tengamos que hacer fotografías con el móvil y luego no da tiempo a verlo todo. A veces es mejor sólo disfrutar.

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