Fernando Domecq. Ganadero

"¿La razón más íntima?... Es la falta de respeto que existe hacia el ganadero "

  • Ha vendido su ganadería, Zalduendo, conservando la dehesa, al mexicano Alberto Bailleres, apoderado de Morante de la Puebla Ha ejercido como ganadero con éxito durante 40 años

En las últimas temporadas ha sido uno de los rumores más difundidos en los mentideros taurinos: Fernando Domecq vende la ganadería Zalduendo. Una operación que el ganadero ha cerrado esta semana con Bailleres, un grupo familiar que supone la segunda fortuna de México, apodera a José Antonio Morante de la Puebla, es propietario en el citado país americano de las divisas San Miguel de Mimiahuapan (desde 1972) y Begoña (1969) y dirige varias plazas de toros. El pasado invierno se publicó que el grupo mexicano barajaba entrar también en el mundo empresarial taurino español. Lo ha hecho en el ganadero.

Fernando Domecq, con una experiencia de cuarenta años como ganadero, que inició en su familia, adquirió Zalduendo en 1987, eliminando la procedencia anterior y formando su vacada con reses de Jandilla. Continuará ligado a Zalduendo, hierro que ha sido elegido para lidiar en la tradicional Corrida Goyesca de Ronda, el próximo 6 de septiembre, festejo que servirá como despedida de este magnífico criador de reses bravas en un cartel que protagonizarán Morante, El Juli y Miguel Ángel Perera.

-Fernando, ¿por qué la venta de Zalduendo a Bailleres?

-La verdad es que estoy cansado de la falta de respeto a los ganaderos. He elegido un comprador en base a tres premisas: primera, que pudiera mantenerla; segunda, que fuera un ganadero con tradición, y tercera, que no la dividiera. Mi amigo Alberto Bailleres reúne todo ello. ¿La razón más íntima?... Es la falta de respeto más contumaz que existe hoy hacia el ganadero. Al último que llaman es al ganadero. Actualmente en las plazas hay burladeros para todo el mundo, menos para el ganadero. Luego está el ruedo, que es un Himalaya, abombado, perjudicando al toro; se elevan las tablas y nadie piensa que hay que proteger a los toreros. Es un cúmulo de despropósitos y después de cuarenta años nadie te escucha.

-¿En qué ha consistido la operación de venta?

-He vendido la ganadería completa; la dehesa -Moheda de Zalduendo-, mi casa, no. Yo apoyaré y ayudaré a Alberto Bailleres para que la ganadería de Zalduendo continúe como nos gusta a ambos.

-¿Por cuánto ha vendido la ganadería?

-No ha sido por un tema económico. Yo tengo ya casi setenta años.

-¿Cuál ha sido la mayor satisfacción que le ha dado su ganadería?

-Han sido muchas. Pero, sin duda, por encima de todas, mi mayor satisfacción se encuentra en Jarabito, ese toro magnífico lidiado en la Maestranza y que es para mí el toro ideal.

-¿Y la insatisfacción más agria?

-Ninguna. Estoy ilusionado. Lo que se deben dar cuenta es que el toro es lo más importante de la Fiesta. Cada uno tiene su lugar y en esa falta de respeto hacia el ganadero cualquiera decide antes de que se lidie el toro, aunque nunca haya visto ni uno en el campo.

-¿Quién tiene la culpa de todo ello?

-No lo sé. Yo lo veo todo con ilusión y hay un futuro muy prometedor, con novilleros que interesan mucho.

-¿Hasta qué punto incide la crisis en la venta de tantas ganaderías en España en los últimos años?

-En mi caso no es por esa razón. Ha llegado un momento en el que no encuentro valorado al ganadero.

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