Pablo Aguado. Novillero

"Mi máxima en el toreo es hacer las cosas con gusto"

  • Ha ganado el ciclo de promoción 'Nuevos valores de la torería temporada 2014' celebrado los jueves del mes de julio en la plaza de toros de Sevilla

El novillero Pablo Aguado (Sevilla, 1991), quien ha ganado el certamen de promoción celebrado en la Maestranza, encuadra su éxito como "la consecución de un objetivo", que celebró sobriamente, "cenando con la cuadrilla y echando un rato. Porque el objetivo ya está olvidado y hay que retomar los entrenamientos con más fuerza", una preparación que lleva a cabo en Sanlúcar de Barrameda, junto a varios profesionales, entre ellos su banderillero, Manuel Ángel Odero.

Aguado afirma que la repercusión del triunfo "supone que me tendrán en cuenta porque Sevilla es una plaza importantísima". Sin antecedentes familiares, se considera un autodidacta y su objetivo, como la mayoría de jóvenes que comienzan en una profesión tan complicada y arriesgada, es convertirse en "figura del toreo".

-Pablo, ¿cómo vivió su actuación del pasado jueves?

-Los dos novillos fueron complicados para el capote. Mi primer novillo salió muy suelto, se rajó pronto y buscó tablas. Cuando le aguantaba, respondió bien, sobre todo por el pitón derecho. Pero se apagó pronto.

-Tras un comienzo explosivo, ¿le afectó el desarme por el pitón izquierdo?

-No. Eso no me afectó. Lo que sucedió es que la novillada era complicada y los novillos eran para un puyazo; pesaban en la muleta.

-Su segunda faena.

-Fue con un novillo rajado, que no metía la cara con tanta clase como el anterior. Fue muy complicado y protestaba.

-¿Cuándo comenzó su afición?

-Recuerdo que he toreado de salón desde muy pequeño. La primera vez que lo hice en público fue en mi primera comunión. Pedí que me regalaran una becerra, que toreé en una finca de Carmona.

-¿Qué sintió en aquel 'bautizo'?

-No disfruté porque me cogió la becerra varias veces y sufrí muchos revolcones, pero fue algo sensacional.

-¿A partir de cuándo se lo toma en serio?

-Desde que ingresé en la Escuela de Sevilla, donde estuve un año; y luego, también, estuve otro en la Escuela de Sevilla Amate. Pero la mayor parte del tiempo he sido autodidacta.

-Dentro de sus primeros pasos en el toreo, ¿en qué ha notado más la evolución?

-En la técnica. Siempre se aprende algo. Lo hacen hasta las figuras. En lo que más he ganado últimamente ha sido en la muleta. Tengo el privilegio de que hago mucho campo y practico en los tentaderos.

-¿Cuál es su máxima en el toreo?

-Hacer las cosas con gusto. No dar los muletazos por darlos. Si lo que haces sale de dentro, llega a la gente.

-¿Quiénes son sus toreros predilectos?

-De todos se puede aprender. Los que más me gustan son el maestro Joselito, Manzanares, Curro Díaz, Morante. Y de épocas anteriores, Antonio Bienvenida, Paco Camino, Emilio Muñoz, Curro Romero, Rafael de Paula. De muchos de los toreros antiguos me empapo a través de los vídeos.

-Hasta el momento, ¿cuántas novilladas ha toreado?

-El año pasado sumé trece y algunos festivales. Este año cumplí la novillada número once el pasado jueves en Sevilla.

-¿Cuántas tiene ahora en cartera?

-Quince o veinte novilladas. En los tiempos en los que estamos es todo un privilegio. Quiero corresponder a la gente, por lo que me está dando la vida.

-¿Dónde tiene sus próximos compromisos importantes?

-Toreo en Bayona el 10 de agosto; en El Puerto, el día 16; antes, en Jerez, un festival el 9 de agosto. Y en Ronda toreo el 5 de septiembre.

-Es atípico que un novillero sin picadores tenga apoderados. ¿Cómo surgió su relación profesional con Enrique Peña y Luisito, dos matadores de toros?

-Todo comienza porque voy mucho a la casa de Algarra, a quien estoy eternamente agradecido. La ganadera, Aurora Algarra, me presentó a Luisito. Comenzamos a coincidir en tentaderos y, al principio, me echó una mano. El pasado invierno se unió Enrique Peña y así nació oficialmente nuestro apoderamiento.

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