Lama de Góngora. Novillero

"Quiero que el aficionado se sienta identificado conmigo y con mi toreo"

  • Ha indultado dos novillos en la presente temporada, el último en El Puerto de Santa María, 'Costurero', de Torrestrella, del que dice: "Ese toro me ha enseñado a torear".

El sevillano Lama de Góngora, considerado uno de los toreros con más personalidad de su escalafón, está realizando una temporada de progresión ascendente, en la que ha sumado, entre otros grandes éxitos, sendos indultos; el último, Costurero, de Torrestrella, en una faena en la que la simbiosis, según el diestro, alcanza un halo de misterio: "Yo me metí en su mundo y él se metió en el mío. Ese toro me ha enseñado a torear. Lo percibí en el conjunto, en la reunión. Me acompañaba hasta en los remates. Me marcaba terrenos, distancia, altura de la muleta. Además fue en El Puerto, donde desde niño he visto toros con mis padres. Una tarde muy bonita en la que sentí el arte y lo transmití. Y además, de un ganadero, Álvaro Domecq, al que brindé la faena por todo lo que ayuda a los toreros".

Del otro indulto, en Fuentes de León, afirma: "El novillo -de El Cahoso- embistió bien, le di treinta o cuarenta muletazos, pero no fue algo mágico, como lo de El Puerto". Apoderado por Manuel Tornay y Santi Ellauri, afirma que ha roto recientemente su relación con Luis de Pauloba, su profesor en la Escuela taurina de Sevilla: "Ha sido hace un mes. Nadie sabe lo que me ha enseñado como director artístico. Lo quiero como si fuera mi padre. Sólo tengo palabras de agradecimiento".

-Paco, ¿cómo valora su paso por Sevilla y Madrid?

-En Sevilla, la primera tarde, me encontraba mal y no le di a Sevilla lo que merece. Estaba en un momento en el que me perdí dentro de mi propio entrenamiento. Soñaba, no dormía obsesionado con el triunfo. Pedí consejo a figuras y me dijeron que tenía que aceptar que hay un proceso de maduración que no se puede acortar. En la segunda tarde de Sevilla le di la vuelta a la tortilla y volví a flotar en la Maestranza. En Las Ventas puse toda la carne en el asador desde el primer momento y toreé como siento. Di dos o tres tandas buenas por la izquierda. No era bisutería. Perdí la oreja por la espada. Pero Madrid es lo máximo; el ole que escuché pone los vellos de punta.

-¿No da con la clave para solucionar el tema de la espada?

-No. El otro día en Huelva pude cortar las dos orejas, pero no acerté. No es un tema de valor, porque ese día me dio el novillo con la testuz. Además, es la suerte que más me gusta. Creo que, como le pasa a la mayoría de novilleros, es la precipitación y con la experiencia conseguiré hacerlo bien.

-¿Le está afectando la disminución de espectáculos?

-Llevo una decena de novilladas y me quedan, al menos, otras diez. Más o menos terminaré como el año pasado. Aunque no creo en las estadísticas, me gustaría torear más para llegar placeado a matador de toros. En mi caso, quiero que el aficionado se sienta identificado conmigo y con mi toreo por hacer las cosas con gusto y bien.

-¿Qué cambios percibe del año pasado a esta temporada?

-Ahora me sirven los entrenamientos y antes los hacía de manera mecánica. Sobre todo he cambiado en mi forma de pensar. Todos los días me veo con un blanco y oro, el traje de la alternativa, la ilusión.

-¿Cuándo llegará el doctorado?

-El año que viene. El pasado invierno se rumoreó que sería esta temporada, pero yo no había dicho nada.

-Supongo que soñará con la plaza, con el cartel...

-La plaza, la Maestranza de Sevilla. ¿Cartel?... El Cid y Manzanares; o bien, José Tomás y Manzanares. Y los toros, de Torrestrella.

-¿Hacia dónde camina su tauromaquia?

-No lo sé. Me dice mi padre que tengo que ser torero de arte. Otros, que soy torero de fotos. Otros, arrollador, por las portagayolas. Otros, que soy muy sevillano, por el cartuchito de pescao. A mí lo que me gusta es torear de frente, enganchando al novillo y llevarlo detrás de la cadera. Eso es muy difícil hacerlo despacio.

-Y en este sentido, ¿en qué espejos se mira?

-No me canso de ver vídeos de Manzanares y de Morante. Y de los toreros antiguos, de Pepín Martín Vázquez, de Pepe Luis, de Manolo Vázquez, Ortega Cano y Emilio Muñoz.

-Desde sus comienzos a hoy, ¿en qué ha mejorado más?

-En el instinto. En hacer las cosas como me pide el cuerpo, en lo que siento.

-Y en cuanto a su toreo, ¿qué aspectos debe potenciar?

-Todos. Fundamentalmente la suerte de matar, como le sucede a casi todos los novilleros.

-Cuando abrió la Puerta del Príncipe, en su etapa sin picadores, ¿qué pensó?

-Desde aquella Puerta del Príncipe siempre he creído que el proceso del toreo es un camino muy duro.

-Sus próximos objetivos.

-Tomar la alternativa y ser figura del toreo. Quiero llenar las plazas, conseguir carteles de No hay billetes y hacerme rico para comprarme una finca, porque me gusta mucho el campo.

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