Ángel Jiménez. novillero

"Lo importante es buscarse a sí mismo y torear como uno siente"

  • Triunfador, tras casi dos años sin vestirse de luces, del 'Desafío de ganaderías navarras' en Tafalla Gómez y Bernal, nuevos apoderados

Ángel Jiménez (Écija, 1992) ha conseguido un éxito importante en Tafalla, en el Desafío de ganaderías navarras, cortando dos orejas. Es otro novillero con picadores sevillano que se suma al largo listado de jóvenes valores de la tierra que aprovechan las escasas oportunidades que les brindan. De hecho, en su caso, no toreaba desde 2012.

-¿Cómo evalua su triunfo?

-Salió todo como esperaba. Llevaba dos años sin vestirme de luces y era lo único que tenía. Las sensaciones fueron bonitas. Estuve tranquilo y con las ideas claras. Iba con los deberes hechos. Tuve suerte de que el novillo que me tocó, de la ganadería de Hermanas Azcona, fue bueno. Tras recibirlo a pies juntos y un quite por chicuelinas hubo un runrún y entendí que la gente estaba entregada. Comencé de rodillas la faena, que basé en la derecha y con la izquierda hubo momentos buenos. Fue una faena muy bonita, que culminé con una estocada. El otro novillo, de Santafé Martón, se paró y tuvo bastantes complicaciones. Me han dicho que el año que viene me repiten en Tafalla.

-¿Desde cuándo no toreaba?

-Desde el 26 de septiembre de 2012, en Algemesí. Lidié novillos de Cebada Gago y tuve un lote complicado. El festejo fue un mano a mano con Javier Ortiz, hijo del picador Diego Ortiz. En Tafalla ha estado en mi cuadrilla como picador.

-¿Acusó la falta de rodaje?

-No lo noté mucho porque entreno diariamente como si fuera a torear cada tarde. Quizás, si el novillo sale complicado, lo noto algo en la técnica; pero las ganas y la ilusión lo tapan todo.

-¿Cómo es su jornada de entrenamiento?

-Entreno en Écija con mi hermano Paco, banderillero. Y, por supuesto, presto especial atención al toreo de salón.

-Más allá del ruedo, ¿cómo sufre esa falta de oportunidades?

-Soy consciente de mi caso, de mi situación. No puedo hablar de mala suerte. Quizás los representantes que he tenido antes no han sido los más adecuados. Te comes algo la cabeza, pero hay que tener fe porque todo esta experiencia sirve.

-Este año tiene nuevos apoderados...

-Salió antes de que torease el festival de El Pere en Écija. No hacía ni tentaderos y decidí irme a Salamanca por la amistad con el maestro Julián Guerra. Allí estuve entrenando junto a Miguel Abellán. En uno de los tentaderos salí de tapia. Estaban Álvaro Gómez y Francisco José Bernal, se fijaron en mí y así salió este apoderamiento.

-La situación actual para los novilleros es delicada ¿Cómo afronta su caso?

-Hay muy pocas novilladas y lo peor es la situación del sistema. He tenido la suerte de conocer a mis apoderados y a don José María González de Caldas, que también me está ayudando.

-En este tiempo de banquillo, ¿qué conclusiones ha extraído?

-Lo importante es buscarse a sí mismo y torear como uno siente. Cuando toreaba sin picadores lo hacía a lo salvaje. Ahora, tras pulir cosas, toreo para llenarme. Ese es el camino correcto.

-¿Qué compromisos tiene próximamente?

-El 2 de septiembre toreo en Cuellar una novillada de Sánchez Arjona, con reses del encaste Coquilla y el 7 en Villarrubia de Santiago, junto a Garrido y Miguel Ángel Benito, con novillos de Fernando Peña.

-¿Por dónde camina actualmente su tauromaquia?

-Lo que busco es el toreo con pureza y cuando un animal me embiste intento imprimir mi sentimiento, que es el de mi propia vida.

-¿Quiénes son sus ídolos?

-Paco Camino, Antonio Ordóñez, Paula, Muñoz y Morante, con los que disfruto en películas y vídeos.

-Su objetivo.

-Quiero llegar al aficionado y al público. Que digan: "¡Ése ha sido un torero!". Y, como todos dicen, ser figura del toreo.

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