Toros

Pepe Moral deja buenas sensaciones

  • Los toros de García Jiménez, de desigual presentación y sin fuerzas, se rajaron - Moral, Juan del Álamo y Galván, de vacío, plasmaron varios momentos de calidad

Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla

Cinco toros de Hermanos García Jiménez y uno, el primero, de Olga Jiménez, misma casa ganadera y de encaste Domecq. Corrida de desigual presentación, que estuvo marcada por la flojedad.

Pepe Moral, saludos tras ovación y silencio.

Juan del Álamo, algunas palmas y silencio.

David Galván, palmas y saludos tras ovación y aviso.

Un minuto de silencio por Paquirri, en el 30 aniversario de su muerte. Un tercio de entrada.

Con nubes amenazantes y menos de media entrada, la apertura de la Feria de San Miguel transcurrió de manera grisácea debido a una corrida de Hermanos García Jiménez, marcada por su flojedad -el primero, con el hierro de Olga Jiménez, misma casa ganadera (los Matilla)-. Y eso que el tercio de varas fue un puro trámite para no molestar a unos toros que, para colmo, se rajaron pronto. Bajo el mar de nubes que pasaban raudas sobre el albero de la plaza sevillana, la terna formada por Pepe Moral, Juan del Álamo y David Galván aportó algunos momentos de claros. Así, Moral, el menos placeado -media docena de festejos este año- brilló en varios naturales de calidad ante el primero, Del Álamo se lució especialmente en un par de tandas diestras en el quinto y Galván, con muletazos sueltos por ambos pitones en el que cerró plaza. Dentro de este panorama, la faena más redonda, además de las verónicas con más prestancia, llegaron de las manos de Pepe Moral, quien entró en sustitución del diestro herido Joselito Adame y que volvió a constatar que es, sin duda, el torero revelación de la temporada.

Moral jugó bien los brazos a la verónica ante un primero manejable, al que le costó embestir por su flojedad. Apretó y se venció el toro y el palaciego resolvió con medias verónicas y una muy torera revolera a pies juntos. Con firmeza con la franela, se mostró entonado con la diestra. Sin embargo, lo mejor llegó con la zurda en unos naturales de mano baja, que fueron muy bien acogidos. Muy relajado, con los hombros descolgados, enhebró varios muletazos con cadencia y ritmo al toro más potable del pésimo encierro de la casa Matilla. Sin embargo, tras ese buen trasteo, faltó contundencia con la espada. El diestro palaciego se las vio en segundo lugar con un ejemplar sin clase, que no humillaba y se rajó pronto, buscando tablas. Tras ganar terreno a la verónica, Moral se mostró voluntarioso en su trasteo.

Juan del Álamo lidió en primer lugar un toro manso, que acometió rebrincado en la muleta y que se rajó de inmediato buscando los tableros. Destacó en una tanda diestra de muletazos ceñidos. Al quinto, un galán de más de 600 kilos, que se desinflaría sin apenas picar, el salmantino lo recibió con una larga cambiada de rodillas junto a tablas. Hubo dos series con la derecha de distinta intensidad y calado, aplaudidas; pero todo se desvaneció cuando el astado se rajó.

David Galván con un flojo tercero, al que le faltó celo en sus embestidas, le dio varios pases con cadencia, especialmente con la diestra, componiendo muy bien la figura. En cualquier caso, faltó emoción a la faena por la flojedad del animal, con el que el isleño se había lucido en un quite por gaoneras. El diestro gaditano se esforzó en levantar el festejo en el cierre. Pero al sexto, manejable, también le costaba embestir. Hubo muletazos sueltos de calidad por ambos pitones, tras un desarme inicial y una tanda diestra con ligazón. También brilló, como en su anterior toro, en macizos pases de pecho.

En resumen, faltó toro en un espectáculo con escaso ambiente, que comenzó con un minuto de silencio por el maestro Francisco Rivera Paquirri, fallecido hace tres décadas por la cornada mortal sufrida en Pozoblanco y en el que el sevillano Pepe Moral, con la faena más redonda, aunque sin rematar con la espada, dejó buenas sensaciones.

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