Segunda de san miguel

Escribano impacta en banderillas

  • El diestro gerenense, que reaparecía tras una reciente cornada en la pierna derecha, asustó al público en varios pares Castella hilvanó una faena interesante, que no remató con la espada. El Cid destacó con el capote.

La Feria de San Miguel se cerró con un segundo festejo en tono medio. Con mejor climatología y entrada que el sábado, el espectáculo no llegó a romper. Entre lo más destacado, el tercio de banderillas a cargo de Manuel Escribano, quien impactó y asustó al público sevillano en algunos pares muy arriesgados; una faena, basada en la diestra, de Castella, que no remató con la espada y buenos apuntes a la verónica a cargo de El Cid. Todo ello con un encierro con los hierros de Daniel Ruiz, Juan Pedro Domecq y Parladé, con toros de desigual presentación y juego y que en su conjunto tuvieron escaso fondo. Los peores, quinto, reservón y que se paró de inmediato y, principalmente, el sexto, un cinqueño que desarrolló peligro.

El Cid abrió plaza con un jabonero de Daniel Ruiz, que resultó manejable, aunque se coló varias veces por el pitón izquierdo. El saltereño lanceó con buen aire y se mostró porfión hasta que el animal se refugió en tablas.

El cuarto se desplomó de salida junto a un burladero. Lo apuntillaron. Como sobrero, se lidió uno de Juan Pedro Domecq, que resultó noble, pero sin poder. Aquí, El Cid se lució a la verónica en una tarde en la que su fuerte fue la capa. Brindó la faena a su banderillero El Boni, quien se retira esta temporada. Comenzó el trasteo con torería para sacar al toro a las afueras. Lo mejor, un par de naturales que recordaron su maravillosa mano izquierda. Acabó entre los pitones, con el toro a menos y sin que aquello calara fuerte en el público.

Sebastián Castella con el noble segundo, del hierro de Daniel Ruiz, al que cuidaron en varas, consiguió una faena meritoria, basada principalmente en la diestra, con muletazos templados y suaves. Una de las tandas, con ligazón e intercalando un cambio de mano, fue de lo más ovacionado de la tarde. Lamentablemente, el diestro francés falló con la espada.

Castella no tuvo opciones con el quinto, un jabonero que resultó reservón y un auténtico marmolillo en la muleta.

Manuel Escribano, que reaparecía tras la cornada que sufrió en Nimes, superó con creces el examen físico. Se mostró como un auténtico portento en facultades en el tercio de banderillas, donde se la jugó en varios pares de una manera tremenda. El tercero fue un Domecq de buena condición, pero que se vino abajo pronto. El gerenense lo recibió con una larga cambiada de rodillas y fue ovacionado en unos lances, ya de pie, a la verónica. Pero donde echaron las palmas humo de verdad fue cuando banderilleó, especialmente en el tercer par, asombroso, en el que tras citar desde el estribo salió milagrosamente vivo tras un quiebro y meterse hacia los adentros por una rendija, clavando con acierto los palos. La faena, en la que comenzó dando distancia, con un muletazo escalofriante por la espalda, fue a menos, a medida que el toro se quedaba corto. Recetó una impresionante estocada hasta el puño.

El sexto, un cinqueño, de Parladé, lo midió en varias ocasiones, incluido el recibo frente a toriles de rodillas para una larga comprometida. Volvió a ser muy ovacionado en el segundo tercio, con un par de órdago, en el que expuso mucho y en el que el toro le colocó los pitones a escasos centímetros del pecho. El comienzo del trasteo, en el que el toro zancadilleó al torero, cayendo ambos a la arena, fue angustioso. La labor resultó voluntariosa, con algunas tandas entonadas.

Al cierre, los tres diestros, que han cumplido varias tardes en este coso entre la Feria de Abril y San Miguel, se marchaban de vacío en un festejo que aunque con los citados apuntes positivos, no llegó a romper.

Ficha del festejo: 

Plaza de la Real Caballería de la Maestranza. Ganadería: Saltaron seis toros, por este orden: Primero y segundo, de Daniel Ruiz; tercero, de Juan Pedro Domecq; cuarto, de Parladé, que se inutilizó de salida y fue apuntillado; cuarto bis y quinto, de Juan Pedro; y sexto, de Parladé. Encierro de dispares hechuras y juego. Los peores, quinto, reservón y que se paró de inmediato y, especialmente, sexto, un cinqueño con peligro. Toreros: Manuel Jesús El Cid, de verde y oro. Estocada caída y descabello (silencio). Estocada (saludos tras ovación). Sebastián Castella, de rosa y oro. Dos pinchazos y descabello (saludos tras ovación). Dos pinchazos y estocada (silencio). Manuel Escribano, de corinto y oro. Estocada hasta el puño (saludos tras ovación). Estocada caída (silencio).

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