Toros

Lama salva su reto sin contundencia

  • El novillero sevillano corta dos orejas en el cierre de su encerrona en solitario en Sevilla.

El novillero sevillano Lama de Góngora, quien se anunció en Sevilla con seis novillos de distintas ganaderías, saldó su gesto cortando dos orejas en el cierre del festejo -una al que saltó como quinto bis y otra al sexto, ambos de Luis Algarra-, contando a lo largo de toda la tarde con un apoyo sin reservas de sus partidarios.

Con un cuarto de entrada, el viento fue un factor negativo al comienzo en un espectáculo que resultó tibio. Se echó en falta una mayor calidad y variedad en el toreo de capa y, fundamentalmente, participación en quites. Como factor más positivo del torero, afloró su entrega, especialmente en largas cambiadas de rodillas. El diestro del Arenal estuvo siempre arropado por el público, que le dio varias ovaciones de ánimo a lo largo del festejo, comenzando con una de gala, al término del paseíllo; correspondiendo el espada con el brindis de su primera faena.

En esa primera labor cumplió con el castaño Olivarero, del hierro de El Parralejo, un ejemplar exigente. Lama puso sobre el tapete dorado de la Maestranza su mejor carta, la de la actitud, recibiendo al novillo con una larga cambiada de rodillas a portagayola y lanceó bien a la verónica. Tras desmontar el astado al picador, la labor muleteril no pasó de entonada.

El segundo, Soplón, de Fuente Ymbro, fue el novillo del encierro. Romaneó en el caballo y embistió con celo en la muleta. Lama, en las afueras, comenzó bien con la diestra, en una tanda con ligazón y otra mejor, de mano baja. Alguna otra careció de reposo. Bellos remates, como un pase mirando al tendido. Faltó más toreo al natural. Tras un pinchazo y una estocada, dio una vuelta al ruedo tras petición de oreja.

El tercero, Luchador, un castaño de Javier Molina, no dio opciones. El novillero no se anduvo por las ramas y pasaportó rápido al aplomado animal.

Liebrote, de El Pilar, fue toro altote. El novillero, que ganó terreno a la verónica, porfió sin frutos ante un ejemplar colorao, manejable y de escaso recorrido.

La tarde no remontaba vuelo y para colmo, el quinto, de Daniel Ruiz, se partió un pitón al rematar en un estribo de un burladero. Pero el torero salió ganando con el cambio, porque el sobrero, Lubinito, de Luis Algarra, corretón de salida, fue noble y no apretaba en exceso, ya que tenía el motor justo. Lama de Góngora se vino arriba en este acto y tras recibirlo de rodillas con una larga cambiada, frente a toriles, dio hasta otras cinco de hinojos en distintos terrenos en una especie de juramento de compromiso, con la parroquia enardecida. La faena, con brindis a los areneros, se basó en la diestra y hubo muletazos de calidad. La rubricó al primer envite y fue premiado con la primera oreja.

El sexto, Jaranero, un colorao de Algarra, al que cuidó en varas, dio buen juego por nobleza y recorrido. Lama lo recibió con una larga cambiada a portagayola y, por fin, un quite en toda regla, en el que se marcó unas chicuelinas. En el comienzo de faena, en los tercios, enjaretó buenos derechazos, para superarse en otra serie con ligazón, fuertemente ovacionada. Entonces llegaron los mejores muletazos, con un toreo reposado. El remate de una bella trincherilla fue sensacional. Era como si se hubiera soltado los nervios que le habían atenazado en varios pasajes. Con la izquierda también dibujó algún natural de calidad y remató con un precioso pase del desprecio. En el arrimón final, se salvó de un apuro con un improvisado fallero. Tras pinchazo y estocada fue premiado con una oreja como punto final en un reto que solventó a última hora, aunque en conjunto faltó contundencia.

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