San isidro

Fortes, terrorífica cornada en el cuello

  • El malagueño, heroico, cortó una oreja a su primero y fue cogido gravemente por el sexto.

El malagueño Saúl Jiménez Fortes pudo morir por una cornada en el cuello. Dos cuchilladas en un abrir y cerrar de ojos. Había cortado una oreja a su primero a sangre y fuego en medio de un vendaval. Y salió en el sexto a por todas, en busca de la Puerta Grande. Ingresó en la de la enfermería donde le esperaban los médicos y toda la coletería alarmada. El colorado sexto, un cinqueño de imponente trapío, de 640 kilos, le empaló en la entrepierna cuando toreaba con la izquierda y lo lanzó por los aires como un guiñapo. Apenas había caído el torero a la arena, la fiera le rajó el cuello. Se incorporó y con su mano derecha taponó la sangría. Cayó de inmediato en brazos de las asistencias que volaron camino de la enfermería. Hasta entonces, se la había jugado en una larga cambiada de rodillas frente a toriles. De pie, jugó muy bien los brazos a la verónica, intercalando chicuelinas. En la faena aguantó una embestida irregular del astado. Al torero le daba igual. Citaba y se la jugaba una y otra vez. ¡Un tío!, como se dice en el argot. La plaza era un manicomio. Iba a ser su éxito más grande en Las Ventas. La Puerta Grande ya estaba prácticamente abierta. Pero lamentablemente llegó la escena dramática que enmudeció a los espectadores. Lo que eran ovaciones, vítores y alegría se convirtió en una losa silenciosa y semblantes compungidos.

El protagonista de la tarde se había enfrentado a su primer toro con un valor descarnado y ambición desmedida. El público lo ovacionó de principio a fin. Recibió al astado, cinqueño, con una larga cambiada de rodillas a portagayola. Su primero, con movilidad y sin entrega, lo puso a prueba. Tras la larga, ganó terreno a la verónica. Se la jugó en los tercios. Fue una labor en la que el público se estremeció en varias ocasiones por el riesgo que asumió el malagueño. Lo mejor lo logró en una serie con la diestra de mano baja, con el toro a punto de cogerle. Robó muletazos con la zurda. Entre el vendaval apostó a la ruleta rusa con unas bernadinas ceñidísimas, con la fiera lanzando sus dagas a la altura de las hombreras. Tras el atragantón, estocada y una oreja arrancada a sangre y fuego.

La actuación de Uceda Leal pasó sin pena ni gloria, salvo la estocada a su primero, un remiendo de Fidel San Román, alto y enmorrillado, resultó muy manso. De salida ya barbeó tablas e incluso quiso saltar al callejón. Huyó en varas.Le dieron en exceso. Luego, se dolió en banderillas y se paró en la muleta. Uceda, además de contra la mala condición del animal, luchó contra el viento. Mató de estocada bien ejecutada.

Con el cuarto, que punteaba, Uceda se mostró voluntarioso, sacando algunos muletazos aislados de calidad para dar un mitin con los aceros.

David Silveti, dispuesto, llegaba todavía convaleciente de una grave cornada en Aguascalientes. Estuvo en el filo de la navaja en varias ocasiones. Ante su primero, un negro salpicao, abierto de cuerna, ya vivió un susto serio cuando en un pase se revolvió el toro y le enganchó sin empitonarle. Con la zurda, para librarse del viento, tiró de ayudados. Tras un desarme, mató al primer envite.

Con el quinto y Eolo siempre presente, hizo un gran esfuerzo en una labor porfiona que cerró con unas bernadinas. En la suerte suprema sufrió un testarazo y en la arena hizo la croqueta para salvar una cornada cantada.

El viento fue decisivamente negativo en una tarde de perros, desagradable, que convirtió las muletas en banderas incontroladas, que ondeaban sin temple ni sentido, locamente. A ver si alguna vez la Comunidad de Madrid aporta la cordura cubriendo Las Ventas. La cornada de Jiménez Fortes nos recordó aquella mortal del banderillero Campeño o la más reciente de Julio Aparicio. Terrible.

El torero que más apostó, el malagueñó Saúl Jiménez Fortes estuvo a punto de morir por una cornada en el cuello que rememoró aquellas escenas apuntadas. En esta ocasión y afortunadamente, Jiménez Fortes, bañado en sangre y carne de quirófano, salió victorioso en una actuación heroica.

Ficha del festejo

Séptima corrida de la Feria de San Isidro de Madrid

Ganadería: Cinco toros de Salvador Domecq y uno, el primero, de Fidel San Román. Desigualmente presentados y en conjunto deslucidos. Ninguno embistió con franqueza y varios con peligro.

TOREROS: José Ignacio Uceda Leal, de tabaco y oro. Estocada (silencio). Dos estocadas, doce descabellos y media (silencio tras aviso). Diego Silveti, de azul marino y oro. Casi entera (silencio). En el quinto, cuatro pinchazos y estocada (silencio tras aviso). Saúl Jiménez Fortes, de verde y oro. Estocada (oreja tras aviso). Fue cogido gravemente en el cuello por el sexto, al que finiquitó Uceda Leal.

INCIDENCIAS: Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Jueves 14 de mayo de 2015. Tres cuartos de entrada. Viento que molestó para la lidia. El parte médico de la cornada que sufrió Jiménez Fortes, firmado por el cirujano jefe de la plaza de Las Ventas, Máximo García Padrós, recoge lo siguiente: “Dos heridas por asta de toro, una en región cervical derecha con trayectoria ascendente y hacia dentro de 15 centímetros que bordea la glándula tiroide y esófago, contusiona la vena yugular y la arteria carótida y llega a la fascia prevertebral; y otra en región submandibular izquierda de 10 centímetros que bordea parótida y lesiona músculo esternocleidomastoideo. Pronóstico grave”.  Al finalizar la operación, el torero malagueño fue trasladado a la clínica San Francisco de Asís de Madrid.

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