Toros

Marín apunta buenas maneras

El cartel compuesto por tres novilleros prometedores: Clemente, Ginés Marín y Varea concitó una media entrada en la Maestranza. La terna, que debutaba en esta plaza, se enfrentó a un encierro de Fuente Ymbro, de presentación desigual y de comportamiento dispar.

De la terna destacó por sus buenas maneras el jerezano, afincado en Extremadura, Ginés Marín en una tarde en la que los jóvenes toreros compitieron y ofrecieron variedad en el capote. Así, en el primer acto, Marín se marcó unas buenas chicuelinas a las que respondió Clemente por chicuelinas.

Ginés Marín consiguió el único trofeo del espectáculo gracias a una faena en la que con oficio desplegó su clase ante un ejemplar Vivales, que fue ovacionado en el arrastre por su movilidad y transmisión, tras un tercio de varas en el que acabó saliendo suelto. El jerezano no dudó y se colocó en los medios de inmediato, con la muleta en la zurda. Tres series. Destacó la segunda, con más aplomo, rematada con un trincherazo. Arrancó la música y con la diestra continuó ganando enteros su obra con una tanda en la que hilvanó con ligazón los muletazos y endulzó con un cambio de mano. De nuevo, pases de mano baja, arrucina y pase de pecho, estallando la ovación más fuerte. Con la izquierda estuvo a buena altura, siempre jugando la cintura y componiendo bien. Unas manoletinas ceñidas, un fallero y un pase de pecho fueron un colofón notable a su faena. Aunque pinchó en el primer envite, mató de estocada entera y el público solicitó mayoritariamente una oreja, que fue concedida.

Con el segundo novillo, al que le faltó empuje y fue a menos, Marín desplegó valor y oficio. Vistoso galleo para llevar al astado al caballo. El comienzo, con estatuarios, engarzados con una trincherilla y un pase del desprecio fue muy aplaudido. En las afueras, estuvo por encima de la condición del novillo, imponiéndose especialmente con la derecha, dibujando algunos muletazos de mano baja de bello trazo. En el inicio de un circular invertido se salvó de una cornada por reflejos. Cerró con bernadinas y mató con habilidad de estocada entera. Dio una vuelta al ruedo tras petición.

El francés Clemente, más pendiente de la estética que de la profundidad, no llegó a sacar todo el partido al que abrió plaza, un novillo con movilidad y manejable. Bello comienzo con muletazos genuflexos. Luego, dibujó pases sueltos aislados de calidad, como un excelente natural. Pero a la labor le faltó ligazón y más intensidad. Dio un mitin con los aceros.

Al cuarto lo cuidaron en el caballo. Con escaso motor y tras una voltereta, persiguió bien la muleta. Clemente realizó un trasteo desigual que comenzó con muletazos por alto a pies juntos y que se fue diluyendo, prevaleciendo el toreo accesorio sobre el esencial.

El castellonense Varea, con el peor lote, dejó la impronta de novillero placeado. Con el jabonero tercero, flojo, desclasado y mirón, se mostró porfión en una faena correcta.

Al sexto, tardo, le faltó recorrido. Tras dos buenos pares de banderillas de José Manuel Montoliú, Varea concretó una labor voluntariosa en las afueras, sin que tuviera eco en los tendidos, tras un desafortunado comienzo con varios enganchones.

En definitiva, el jerezano Ginés Marín se alzó como claro triunfador del festejo, consiguiendo el único trofeo de la tarde y convenciendo al público sevillano por sus buenas maneras.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios