La Corrida de la Prensa de Madrid todavía sigue concitando expectación. En esta época, gracias a que está incrustada dentro del abono isidril. El cartel formado por Miguel Abellán y dos diestros banderilleros:David Fandila El Fandi y Manuel Escribano, consiguió casi el lleno en una tarde nuevamente de perros, con un viento que impedía a los toreros controlar los engaños.

Con la asistencia extraordinaria del rey Juan Carlos en la meseta de toriles, fuertemente ovacionado desde su llegada a la plaza, se lidió una corrida de Jandilla-Vegahermosa, en la que prevaleció la flojedad y en la que destacó positivamente el encastado cuarto.

Este cuarto, Gestor, fue un gran toro. Alto de agujas, humilló, repitió y transmitió. Abellán, que lo recibió con una larga cambiada frente a toriles, toreó bien a la verónica, rematando con una media salerosa. Por el viento, desarrolló la faena en las rayas. Comenzó con unos muletazos de rodilla de tanteo, afeados por un desarme. Destacaron tres tandas con la diestra en las que la virtud fundamental fue la ligazón. Una de ellas, con el reposo requerido. Mató de media caída. El diestro saludó tras  petición de oreja.

Al que abrió plaza, Entusiasta, lo recibió de la citada manera Miguel Abellán con una larga cambiada de rodillas, lance genuflexo y unas verónicas. El madrileño, con un toro bien encornado, noble, pero flojísimo, realizó un trasteo que no tuvo eco en el respetable por su falta de emoción.

El Fandi se las vio en primer lugar con un castaño que rozó la invalidez. Aguantó hasta el segundo tercio, aunque sin potente galope, en el que El Fandi se mostró fácil, tras haberlo recibido con una larga cambiada en tablas. Simulacro de faena  con el mortecino y noblote animal. Lo mejor, un contundente estoconazo.

El quinto, serio, cornidelantero, pecó de falta de fuerzas. El Fandi, que lo saludó con una larga cambiada junto a tablas, desplegó su poderío físico y destreza en banderillas. En la faena, que comenzó de rodillas, no consiguió levantar vuelo.

El tercero, cinqueño, muy astifino, salió renqueante de varas, levantando las protestas del público. Manuel Escribano se la jugó en banderillas en un tercer par de gran riesgo en el que tras citar sentado en el estribo, quebró y salió apurado junto a tablas. En las afueras engarzó buenos derechazos y algunos naturales sueltos. El animal, con clase, pero que estaba al límite, se quedó sin fuelle y todo se diluyó.

Cerró plaza un cinqueño, con buenas velas, bastote y de pinta jabonera. Manso y de comportamiento complicado. Escribano lo saludó con una larga cambiada de rodillas a portagayola. Banderilleó con facultades y realizó una faena pundonorosa y con peso en la que robó con la diestra algunos muletazos de mano baja y en la que el gerenense tragó por el pitón izquierdo, por donde midió mucho el astado. Cerró con manoletinas y mató de manera soberbia en la ejecución, enterrando el acero en una estocada hasta el puño.

La historia de esta Corrida de la Prensa, con asistencia de don Juan Carlos, tuvo como positivo algunos pasajes bien gestionados de la faena de Abellán al encastadísimo Gestor y la impresión de torero serio y de peso del sevillano Manuel Escribano en una tarde en la que los flojos toros, sumados al fuerte viento, hicieron casi imposible el lucimiento.

Ficha del festejo:

Decimotercera de la Feria de San Isidro de Madrid

Ganadería: Corrida de Jandilla y Vegahermosa (primero y segundo), misma casa ganadera y encaste (Juan Pedro Domecq y Díez). De desigual presentación, prevaleció la flojedad. En juego, destacó el encastado cuarto.

TOREROS: Miguel Abellán, de púrpura y oro. Pinchazo, estocada y descabello (silencio). Media caída (saludos tras ovación y petición).  David Fandila El Fandi, de blanco y plata. Estoconazo y un descabello (silencio). Caída (silencio). Manuel Escribano, de grosella y oro. Pinchazo hondo y descabello (silencio). Estocada hasta el puño (saludos tras gran ovación).

INCIDENCIAS: Las Ventas. Martes 20 de mayo. Lleno. El Rey Juan Carlos I ocupó una localidad en la meseta de toriles, recibiendo brindis de los tres matadores en sus primeros toros. El viento afectó negativamente a la lidia.