Tercera de Bilbao

Del Álamo, un trofeo de un gran toro de Puerto de San Lorenzo

tercera de las corridas generales de bilbao Ganadería: Encierro de Puerto de San Lorenzo, desigual en presentación y juego; destacó el tercero, Malvarroso, ovacionado tras el arrastre. TOREROS: Morenito de Aranda, de nazareno y oro. Pinchazo y media trasera (saludos tras ovación con aviso). Pinchazo y media (saludos tras ovación con aviso). Joselito Adame, de pizarra y oro. Pinchazo y estocada (saludos tras ovación). Estocada caída (silencio). Juan del Álamo, de blanco y plata. Estocada (oreja). Media y un descabello (silencio). INCIDENCIAS: Plaza de Vista Alegre de Bilbao. Lunes 24 de agosto. Algo más de un tercio de entrada. Aranda, en el tercero; Jarocho y Zayas, en el quinto y Siro y Gómez Pascual, en el sexto, fueron ovacionados tras banderillear.

Es gratísimo recordar a Saúl Jiménez Fortes en el día en que tomó la alternativa -hace exactamente cuatro años y en esta misma plaza de Vista Alegre, de manos de El Juli-. Y es sumamente agradable hacerlo cuando la evolución del diestro malagueño continúa siendo muy positiva, recuperándose a pasos agigantados de esa cornada terrible en el cuello que sufrió en Vitigudino.

En esta arena cenicienta del coso bilbaíno, la corrida de Puerto de San Lorenzo, muy dispar en hechuras y comportamiento, apenas dio oportunidades para el lucimiento a la terna compuesta por Jesús Martínez Morenito de Aranda, Joselito Adame y Juan del Álamo.

Juan del Álamo se alzó como triunfador del festejo, al conseguir el único trofeo de la tarde de un gran toro, el tercero, de nombre Malvarroso, bien presentado y sin exageraciones, que fue ovacionado en el arrastre tras embestir con repetición y que humillaba en cada viaje. El salmantino desarrolló su faena en los tercios. Un trasteo medido y bien planteado, que comenzó con una serie diestra con largos muletazos y otra con temple. Con la izquierda dibujó bonitos naturales y descolló una serie con un cambio de mano y un soberano pase de pecho. Recetó una soberbia estocada que por sÍ misma valía el trofeo que le concedieron. El sexto, un galán de 612 kilos -el de mayor peso-, de muchas arrobas, pero de escasa casta, le puso la cosa difícil a un Juan del Álamo que porfió por ambos pitones, sacando algunos muletazos meritorios, especialmente al natural.

Morenito de Aranda contó con un mal lote, ante el que se mostró con capacidad, entrega y siempre buscando el buen toreo. El primero, al que recibió Morenito con dos largas cambiadas de rodillas -la primera a portagayola- se partió una pata en el primer tercio y fue sustituido por otro del mismo hierro, bien presentado y flojísimo, que para más inri se lesionó la mano izquierda. El burgalés realizó una labor de enfermero, con algunos destellos de buen gusto, como un cambio de mano. Tampoco estuvo acertado con la espada. El voluminoso cuarto -con caja suficiente para aguantar sus 604 kilos-, de cornamente astifina y acapachada, no tuvo un ápice de clase. Morenito aportó la suya, tratando al áspero animal con suavidad y firmeza. De nuevo, desacierto en la suerte suprema.

Joselito Adame tampoco contó con un lote franco. Se las vio en primer lugar con un ejemplar recogido de cuerna y cuesta arriba, que embistió sin entrega; precisamente fue eso, la entrega, lo que distinguió la labor del mexicano, que logró un par de buenas tandas con la diestra antes de matar tras pinchazo y estocada. Con el quinto, serio y difícil, Adame concretó un trasteo sin apenas contenido tras una primera parte de tanteo. Lo más aplaudido: un quite por zapopinas, tras recibirlo con dos largas cambiadas de rodillas. Mató de estocada caída.

Dentro de la pequeña historia de la tercera de las Corridas Generales, amén del único trofeo para Del Álamo, descolló, sin duda, un gran ejemplar de Puerto de San Lorenzo, Malvarroso, al que ya habrán anotado los jurados en sus agendas como probable mejor toro del ciclo.

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