Diego Urdiales. Matador de toros

"En mi toreo sueño con la sutileza que imprime la naturalidad"

  • El veterano diestro riojano, inédito en muchas ferias españolas, se ha convertido en torero de culto para maestros como Romero, Camino o El Viti.

Diego Urdiales (Arnedo, 1975) se ha convertido en un torero referente para el aficionado. En la presente temporada ha dado otro paso más en su expresión artística -clásica y marcada por la naturalidad-. Su actuación en las Corridas Generales de Bilbao, donde salió a hombros, tras cortar tres orejas, fue histórica y lo sitúa como el quinto matador que ha cortado dos orejas a un toro en Bilbao desde el año 2000. Los anteriores fueron El Juli, en tres ocasiones; Ponce, en dos; y El Cid y Morante en una. Urdiales afirma que gracias a esa tarde histórica lo han contratado "en Albacete, Madrid, Zaragoza y Lima. Sólo tenía Logroño". Pero hasta hoy, en el que se ha convertido en un torero de culto, con la bendición de leyendas vivas del toreo como Curro Romero, Paco Camino o El Viti, la singladura fue extremadamente dura porque tras ganar numerosos certámenes como novillero, incluido el prestigioso Zapato de Oro, y saborear el triunfo en exigentes cosos franceses, llegaron las vacas flacas con escasas actuaciones, en las que se contaban los contratos con los dedos de una mano por temporada.

-Diego, ¿qué cambios fundamentales ha habido para que ahora, tras 16 años de alternativa, se le reconozca mayoritariamente?

-Quizás por el triunfo tan rotundo de Bilbao. Hay gente que manda en el toreo y quizás no han confiado. A los empresarios les ha faltado fe. De hecho, no he debutado en muchísimas ferias. En el sur, salvo en Sevilla, estoy inédito. Sin embargo, muchos aficionados y también la prensa me han considerado bien desde siempre.

-Hubo una época en la que tuvo que trabajar como pintor ¿A qué se ha agarrado para no arrojar la toalla en los momentos malos?

-A mi familia: mi mujer, Marta, mis hermanos y mis padres, y fundamentalmente a mi hija, Claudia, de 7 años. Mi niña nació con mi primer gran triunfo en San Isidro. Cuando me dejaban fuera de las ferias... Estar con ella me ha quitado de muchos problemas y he valorado que todo lo demás es secundario.

-¿Y en el plano profesional?

-En la fe ciega que he tenido en mí mismo y que han tenido otras personas, como mi apoderado, Luis Miguel Villalpando desde cuando era novillero, o Rafael Guerrero, un sevillano que quiso ser torero y fue quien me enseñó en la Escuela Taurina de Arnedo a coger el capote y la muleta. Siempre he confiado en mi forma de torear. Cuando cojo un capote o una muleta he sentido siempre algo especial.

-La temporada 2015 está siendo especial ¿Lo siente así interiormente?

-Me he sentido bien desde Valencia, con muy buenas sensaciones.

-¿Cuál ha sido la mejor faena de este año?

-Es difícil quedarse con una. Todas son distintas y tienen algo especial.

-En Bilbao impresionó por su naturalidad ¿Cómo definiría esta cualidad?

-En mi toreo sueño con la sutileza que imprime la naturalidad. Con dar ese muletazo hondo, despacio, largo, con profundidad y que el esfuerzo sea lo más sutil posible, con el cuerpo lo menos rígido.

-En el primer toro me gustó mucho su sentido de la medida, que elogió en una entrevista Curro Romero.

-No soy yo el más indicado para hablar de ello. Sí es cierto que tengo esa filosofía de que para expresar algo especial no son precisos muchos muletazos.

-Dijo Curro que era una pena que le contrataran con corridas duras...

-Estoy abocado a ellas. Son las circunstancias. Toro de Victorino y torero del Norte. Son tópicos. Pero estoy orgulloso de ello y de haber interpretado el toreo con todo tipo de encastes.

-¿Qué ganaderías le gustan más?

-No creo en ganaderías duras ni blandas. Creo en el toro bravo y, por ello, en las ganaderías que están en mejor momento, las que en principio embisten más. No quiero nombrar ninguna.

-¿Qué destaca de su tauromaquia?

-No me gusta hablar de mí ¿Lo que yo tengo en la cabeza?... Torear despacio, con ajuste, máxima verticalidad posible, con naturalidad y muletazos con profundidad.

-¿Hacia dónde camina su toreo?

-A perfeccionar todo. A ser mejor torero cada día. Que cuando me vea torear me guste más.

-¿Ha visto sus faenas en Bilbao?

-No quiero verlas. Al menos por ahora.

-¿Además de en su toreo ha crecido en la suerte suprema?

-Con la espada me veo con la misma regularidad. Lo que sucede es que si pinchas un día en una plaza importante debido a la repercusión parece que no has acertado en el resto.

-¿Qué espera para la próxima temporada?

-Estar en el mayor número de ferias.

-¿Toreará en Sevilla?

-Tengo fe en que sí. Sólo he toreado una novillada, en la que di una vuelta al ruedo, y dos corridas de toros, en las que no me embistieron los toros para hacer lo que uno sueña. La corrida de El Ventorrillo no embistió y en otra de Conde de la Maza hice un esfuerzo y destaqué por el pitón izquierdo. Estoy deseando volver a Sevilla.

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