Toros

Ponce brilla con su estética

  • El valenciano pierde premio por fallar con la espada tras una faena de suma elegancia Daniel Luque y Román, en su confirmación, cumplen

decimocuarta de la feria de san isidro de madrid Ganadería: Se estoquearon cinco toros de Puerto de San Lorenzo, serios y de juego desigual y un cuarto tris, de Valdefresno, feísimo y reservón. TOREROS: Enrique Ponce, de grana y oro. Pinchazo, entera y dos descabellos (saludos tras ovación). Estocada (saludos tras ovación con aviso). Daniel Luque, de verde y oro. Pinchazo y estocada (silencio). Pinchazo y estocada (silencio tras aviso). Román, de sangre de toro y oro, que confirmaba alternativa. Pinchazo, entera y descabello (silencio). Tres pinchazos y estocada que hace guardia (ovación tras saludos con aviso). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Jueves 19 de mayo. Casi lleno. Román confirmó con el toro Relicario, número 142, negro, de 561 kilos. El rey Juan Carlos, en la meseta de toriles, recibió brindis de la terna en sus primeros toros. Viento que molestó.

En el día en el que se cumplía medio siglo de la actuación del mítico Curro Romero en Sevilla, cuando cortó ocho orejas a seis urquijos, uno de los diestros incombustibles, Enrique Ponce, firmaba en Las Ventas una faena preñada de estética.

Enrique Ponce dio una importante dimensión, con ganas, decisión y suma elegancia en su toreo. Con el cornidelantero, bravo y almibarado segundo, Enrique Ponce se gustó en una preciosa faena de premio, que perdió por el fallo con la espada tras pasarse de metraje. Una faena coreada con oles y basada en la mano derecha, ya que desistió pronto por el pitón izquierdo, por el que se quedaba corto el animal. El toro embistió bien tras el capote y derribó, afortunadamente sin consecuencias, en un tercio de varas en el que se empleó. El valenciano toreó con buen aire a la verónica. El comienzo del trasteo, basado en la diestra, tuvo sabor clásico con muletazos genuflexos. En las rayas, dibujó pases suaves en dos series, la segunda con un cambio de mano sensacional. En otra, toreando con estética envidiable, remató con un molinete invertido -el primigenio, que puso en boga Belmonte- ligado al de pecho. Luego, relajado, se abandonó toreando en redondo. De nuevo, otro cambio de mano sensacional. Y remate con unos doblones de categoría. Pero Ponce es Ponce y cayó en la tentación de continuar toreando hasta pasarse de faena, lo que pagó a la hora de matar al toro. Precisó de pinchazo, estocada y dos descabellos, que le dejaron sin premio.

Ponce vio cómo su segundo era devuelto tras renquear algo. Saltó un primer sobrero, enviado también a los corrales por la misma causa. En su lugar, otro sobrero sin divisa, feísimo, de Valdefresno, una especie de búfalo, altísimo y con unas perchas desmesuradas que no tenía un pase. Ponce, valiente, con oficio y luchando contra el viento, se entregó en la lidia del destartalado y reservón animal.

Román quedó inédito en el toro de su confirmación debido a que el astado se rompió una mano al comienzo de la faena, tras un estatuario y un muletazo por la espalda del espada. El valenciano tuvo que cortar el trasteo y finiquitar al animal, que apenas podía andar.

Con el serio sexto, bravo y exigente, aunque le faltaba recorrido, realizó un trasteo con decisión que cerró con la poncina -pases genuflexos- y mató nuevamente mal -se deja casi siempre el brazo atrás-.

Daniel Luque no tuvo opción al lucimiento ante su primero, un ejemplar que no humillaba hasta que se rompió la mano izquierda durante el trasteo, que el gerenense tuvo que cortar.

Con el quinto, noble, pero sin clase, Luque se lució a la verónica y en dos preciosas medias. Román, en su quite, estuvo a punto de ser herido en una larga cambiada de rodillas. El diestro sevillano apuntó cosas buenas en sendas tandas por ambos pitones o algún natural de bella factura, molestado por el viento.

Ponce se despidió entre una fuerte ovación por su elegancia en un espectáculo muy largo, de casi tres horas, con un Luque y un Román que se entregaron sin suerte en un espectáculo accidentado en lo ganadero.

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