Toros

De la expectación al tostonazo

  • El Juli, Castella y Garrido, en su confirmación, se estrellan con una pésima corrida de Alcurrucén

decimoquinta corrida de la feria de san isidro de madrid Ganadería: Corrida de Alcurrucén, desigualmente presentada, mansa y de pésimo juego. TOREROS: Julián López 'El Juli, de verde y oro. Pinchazo y dieciséis descabellos (pitos tras aviso). Estocada (silencio). Sebastián Castella, de azul y oro. Pinchazo y bajonazo (palmas tras aviso). Estocada (silencio). José Garrido, de azul y oro, que confirmaba alternativa. Estocada (saludos tras ovación con aviso). Dos pinchazos y estocada (silencio tras aviso). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Las Ventas. Viernes 20 de mayo de 2016. No hay billetes. José Garrido confirmó con el toro Lancero, número 6, negro, de 572 kilos. El Juli y Garrido brindaron sendas faenas al rey Juan Carlos.

Uno de los carteles de máxima expectación, con No hay billetes, resultó un tostonazo en toda regla. El Juli, Sebastián Castella y José Garrido, que confirmó alternativa, se marcharon de vacío tras despachar una de las corridas de peor juego de este San Isidro, perteneciente al hierro de Alcurrucén, que lidiaba el primero de sus dos encierros en el ciclo. Dentro del naufragio, Garrido, con una actitud encomiable, escuchó en su primer toro la única ovación de la tarde.

José Garrido se estrelló en su efeméride con un toro musculado y largo que manseó en varas y se quedó muy corto en la muleta. El pacense, que ganó terreno a la verónica, comenzó su faena de manera explosiva, en los medios y de rodillas, con una serie de derechazos en los que bajó la mano, rematando de pie con un auténtico pase de pecho. Luego, estuvo a punto de ser herido cuando el animal le derribó con los cuartos traseros. El desigual trasteo, con varios enganchones, no llegó a cobrar altura.

Con la corrida sumida en una auténtica decepción, el público esperó que el sexto fuera un buen cartucho. En el tipo, tocado de pitones, muy astifinos, y de la familia de los músicos, que ha dado grandes toros, Cornetillo también desafinó como los toros anteriores. Garrido, que se la jugó en un quite de rodillas con faroles, estuvo a punto de ser cogido en el cierre, cuando esbozaba una larga. Se esforzó en un trasteo imposible, con un toro más parado que el caballo de un retratista.

El Juli pasó sin pena ni gloria ante un lote manejable. Se las vio en primer lugar con un toro bien armado, enmorrillado y ensillado que se vino abajo tras un comienzo de faena con doblones. El toro embistió sin entrega y el madrileño, vulgar, pegó un petardo con el verduguillo, repitiendo varios golpes a gran velocidad.

De nuevo, trasteo anodino de El Juli ante el cuarto, un gigantón de ¡607 kilos! -ojo, el encaste es Núñez-, que resultó manejable y sin clase y al que mató de acertada estocada.

Sebastián Castella consiguió los mejores momentos de la primera parte de la corrida, dando con la altura y velocidad con la que embestía el tercero, un ejemplar de buenas hechuras, manso, que esperó con peligro en banderillas y que se rajó. El francés logró una buena tanda diestra y dibujó dos naturales con categoría en una labor tan excesivamente larga que sonó un aviso antes de matar, lo que hizo de pésima manera, con un pinchazo y un bajonazo.

Con el cuarto, de buenas hechuras y que topaba en lugar de embestir, Castella se marcó un buen quite por chicuelinas y se mostró porfión, logrando únicamente con entidad una tanda con la mano derecha tras un comienzo con un muletazo por la espalda.

En definitiva, en el ecuador de San Isidro, con uno de los carteles de postín, el espectáculo de ayer resultó insulso y aburrido.

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