Toros

Tres promesas que desilusionan

decimoctava de san isidro Ganadería: Novillada de La Ventana del Puerto, bien presentada, de desigual comportamiento y en la que prevaleció la nobleza. El mejor, el tercero, con clase. TOREROS: Alejandro Marcos, de grosella y oro. Estocada (vuelta al ruedo tras petición). Tres pinchazos, estocada y descabello (silencio tras aviso). Joaquín Galdós, de canela y oro. Estocada (silencio). Bajonazo (silencio). Juan de Castilla, de azul y oro, que sustituía a Luis David Adame, convaleciente por una cornada en Las Ventas. Dos pinchazos y estocada (silencio tras aviso). Pinchazo, estocada y tres descabellos (silencio tras aviso). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Las Ventas. Lunes 23 de mayo de 2016. Más de media entrada.

No tuvieron su día las promesas. Alejandro Marcos, Joaquín Galdós y Juan de Castilla, que sustituía a Luis David Adame, convaleciente por una cornada en esta plaza de Las Ventas, aburrieron con una novillada, auténtica corrida de toros en trapío, de La Ventana del Puerto, encierro que en su conjunto ofreció nobleza suficiente como para que el espectáculo no hubiera resultado tan mustio si los diestros hubieran aderezado sus trasteos con arte, pero sin alma. ¡Primó la cantidad sobre la calidad! Leandro Marcos consiguió la única vuelta al ruedo en el que abrió plaza en un espectáculo que se saldó en el resto actos con silencios.

El salmantino Leandro Marcos, con ese primero, cornidelantero, noble y flojo, realizó una faena en la que le faltó ceñirse más y en la que lo más logrado fue una serie al natural. Precisamente por ese pitón, el izquierdo, fue prendido sin consecuencias, cayendo de pie. Más tarde, tras una tanda y cuando iba a volver a citar, el animal se arrancó con fuerza y le propinó una espeluznante voltereta, cayendo violentamente sobre el cuello y quedando prácticamente noqueado. Cuando lo llevaban a la enfermería, retornó al ruedo. Mató de estocada y dio una vuelta al ruedo tras petición de oreja. Con el cuarto, serio, que acometió con nobleza, con el defecto de que punteaba, Leandro Marcos no llegó a acoplarse y falló en la suerte suprema.

Joaquín Galdós, que el domingo había triunfado en Sevilla, decepcionó en Madrid. Se lució ante su lote con el capote, pero evidenció fallos en sus faenas. Tuvo como primer oponente un astado bien hecho. El peruano gustó en un quite a la verónica y otro por chicuelinas. Sin embargo, la faena no cobró vuelo con un animal que se movía, aunque no humillaba tras la tela encarnada. El quinto se dejó pegar en varas y salió suelto, apuntando su mansedumbre, que fue aumentando. De nuevo, Galdós dibujó buenas verónicas. Pero su labor, con un astado noble y sin clase, no tuvo intensidad alguna, con el agravante de que mató de bajonazo.

El colombiano Juan de Castilla, con actitud, pero desacertado con las telas y en la suerte suprema, tuvo como primer oponente un buen astado, con clase, ovacionado, y al que no entendió en un trasteo en el que únicamente consiguió una buena tanda con la diestra. Con el que cerró plaza, serio, un ejemplar con movilidad y sin calidad, hubo corrección en un par de tandas diestras y un cierre por bernadinas en una labor que el público siguió sin interés.

El espectáculo, que comenzaba con la ilusión que aportan las promesas, resultó aburrido por sus desaciertos.

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