Toros

Galán, séptima Puerta Grande

  • El madrileño corta una oreja en cada toro, la primera generosa Fernandes cuaja la mejor obra, pero falla en la suerte suprema Moura cumple

vigesimotercera de la feria de san isidro de madrid Ganadería: Cinco toros de Benítez Cubero y uno, el quinto, de Pallarés; en conjunto de buen juego. TOREROS: Rui Fernandes, rejón (saludos tras ovación con petición de oreja); medio rejón caído y descabello (saludos tras ovación). Sergio Galán, rejón (oreja); rejón (oreja). Joao Moura, pinchazo y rejón (saludos tras ovación); rejón y descabello (silencio). INCIDENCIAS: Las Ventas. Sábado, 28 de mayo de 2016. Casi media entrada. Lluvia antes del festejo y en el sexto toro.

¡Increíble! Casi media entrada en Las Ventas tras un gran chaparrón en un día en el que no sólo en Madrid se hablaba y respiraba fútbol, con la final de la Copa de Europa con dos equipos madrileños. Pues aún así, casi media entrada, más de diez mil espectadores para el tercer y último espectáculo de rejoneo dentro del serial isidril 2016, que precisamente no contaba con el cartel más relevante.

Con esa sorprendente y buena noticia, el festejo de rejones, con los portugueses Rui Fernandes y Joao Moura y el español Sergio Galán cumplieron en lo que resultó una función entretenida, gracias en buena medida a un encierro con cinco toros de Benítez Cubero y uno de Pallarés, en quinto lugar, que dieron buen juego en su conjunto.

Sergio Galán abrió la Puerta Grande en una actuación marcada por la espectacularidad en la que se le premió generosamente con un trofeo en su primer toro, un ejemplar manejable, aunque sin clase. Labor para la galería, cosechando las mayores ovaciones con Titán y múltiples piruetas. Cerró con tres cortas y el rejonazo definitivo al primer envite fue decisivo para la petición y concesión de una oreja. Con el quinto, de buena condición, Galán se lució especialmente con Ojeda, con el que dio varios muletazos. Con Apolo expuso mucho y prendió un par a dos manos algo trasero. Mató de rejonazo del que rodó de manera fulminante el toro para otro trofeo, que fue el pasaporte para la salida a hombros.

Rui Fernandes cuajó los momentos más auténticos del espectáculo. Con el que abrió plaza, que derrochó calidad, realizó una faena medida y sobria, en la que recibió junto a toriles al astado. Labor interesante que cerró con cortas y un rejón de muerte. Pero la petición de oreja no fue atendida y todo quedó en una fuerte ovación. Con el cuarto, un toro bravo, Fernandes se superó, cuajando una obra que inició a portagayola, de frente, para clavar en todo lo alto un rejón de castigo. En su espléndida faena, en la que destacó en tres quiebros de preciosa y medida ejecución, estuvo soberbio a lomos de Azúcar. La faena más sólida de la tarde la emborronó en la suerte suprema, al precisar de un rejón caído y un descabello, por lo que perdió un premio grande.

Joao Moura, que cumplió, expuso mucho. A su primero, al que clavó un único rejón, lo dejó crudo. Galopó con buen aire, aunque el toro le tropezó las cabalgaduras. En el sexto llovió con fuerza y el público despobló los tendidos sin presenciar una faena interesante de Moura.

En definitiva, festejo entretenido con una séptima Puerta Grande para Sergio Galán enmarcada por la generosidad

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