Toros

Alberto López Simón sale a hombros en la cuarta corrida del Corpus de Granada

El matador de toros Alberto López Simón, con dos orejas, salió a hombros en el cuarto festejo del abono del Corpus de Granada, en una tarde en la que Julián López El Juli, que debutó también como ganadero con su ganadería El Freixo, y el peruano Andrés Roca Rey, que sustituyó a José Antonio Morante de la Puebla, lograron un trofeo cada uno. Se lidiaron toros de El Freixo, justos de presentación, bajos de raza y de poca fuerza en conjunto. Destacó el cuarto. El Juli, ovación y oreja. Alberto López Simón, oreja y oreja. Andrés Roca Rey, oreja y palmas. La plaza registró un tercio de entrada en tarde de nubes y claros, y en la que amenazó lluvia.

Julián López El Juli realizó una faena de aliño a su primero, un toro sin fuerza ni clase al que pasó sin forzar para intentar ligar alguna tanda. Pero la faena careció de continuidad y de emoción por la extrema sosería del astado, lo que hizo que el torero madrileño abreviara para no aburrir al tendido.

Sin embargo, midió muy bien al cuarto, un toro que, aunque no anduvo sobrado de fuerzas, sin embargo, tuvo transmisión, lo que permitió a El Juli ligar las series con buen son. La faena tuvo ritmo, aunque faltara algo más de redondez. Cortó una oreja.

Alberto López Simón tardó en acoplarse con el capote a su primero, al que cuajó una faena hilvanada pero de pocas estrecheces. El toro se sujetaba con alfileres, aunque aguantara las tandas por el poco sometimiento del matador, que finalizó la faena en cercanías, lo que le permitió cortar una oreja.

La faena al quinto estuvo salpicada de pases sueltos. El toro, blandito y desrazado, en cuanto pudo se fue a tablas. Alberto López Simón se metió con él para tratar de justificarse y lograr la oreja que le abrió la Puerta Grande de la Monumental granadina.

A Andrés Roca Rey, que vino a sustituir a Morante de la Puebla, le correspondió un primer toro noble pero muy justo de todo, al que no pudo forzarlo ni con el capote ni con la muleta, basando toda su labor en el valor y en un toreo de cercanías, donde se mostró valiente y dominador.

El sexto fue para olvidar. Un toro moribundo casi de salida, que se negó a pasar, protestando por arriba por su manifiesta blandura. Andrés Roca Rey lo intentó por los dos pitones, pero fue imposible.

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