En líneas generales, la plantilla del Unicaja está respondiendo a las expectativas generadas a principios de temporada. El borrón de la Euroliga se está medio compensando con la excelente campaña liguera, y aún queda la Copa, donde hay puestas muchas ilusiones.

El único nombre que sigue sin descollar, casi ni irregularmente, es el de Caleb Green. El norteamericano llegó a Málaga como un anotador que completara el roster del equipo y aportara cierto punch ofensivo en momentos determinados de cada encuentro. Su año en Italia le había traído hasta la liga española, pero por diversos motivos no está siendo capaz de demostrar todo el potencial y la calidad que atesora.

Durante las últimas semanas, la paciencia de Plaza parece estar tocando techo con él. Los mensajes públicos han incrementado su dureza, e incluso ya habló de posibles fichajes en casos extraordinarios. Y en Andorra, Green apenas estuvo cinco minutos sobre la cancha, donde sólo le dio tiempo a cometer una falta.

El técnico catalán sigue sin encontrar la manera de reactivarle y su porcentaje de minutos continúa descendiendo al mismo ritmo que la paciencia de su entrenador. También se anda con la mosca detrás de la oreja por Vasileiadis, que no ha sido el mismo tras la lesión y se espera que sea el jugador que ha demostrado ser durante toda su carrera.

Curiosamente, con el norteamericano se está viviendo un caso parecido al de Toolson la temporada pasada. El escolta empezó a perder protagonismo y Plaza no dudó en sentarle más de lo habitual ante la escasez de rendimiento que ofrecía. Incluso, su renovación estaba en el aire, pero el gran final de curso que cuajó le permitió mantenerse otro año más en el equipo. Quien sabe si Green no se desboca en la Copa y justifica su fichaje. Paciencia...