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De la ilusión a la presión

  • Las cinco derrotas seguidas rebajan las expectativas del Unicaja, que de imaginarse peleando por la final pasa a la realidad de una dura eliminatoria de cuartos para continuar en la Euroliga

El Unicaja no paladea una victoria desde el 12 de abril. 35 días después la situación ha cambiado. En la clasificación de la ACB, del primer al tercer puesto, y en el ambiente y las expectativas en el seno del equipo. Las victorias unen y las derrotas descosen. Es un aserto tan antiguo como el deporte. El mensaje, ambicioso y loable, antes de viajar a Madrid que mandaba Joan Plaza era que "nos estamos mereciendo jugar la final". El domingo, tras caer sin hacerle cosquillas al Barcelona, era "estamos en una situación real".

El palo implícito a Granger en la rueda de prensa tras el partido contra el Barcelona, la tirantez con Kuzminskas con mensajes velados por las dos partes y ausencias en el parqué, el gesto de Vasileiadis cuando fue cambiado en el segundo cuarto el domingo... Son detalles de falta de armonía que no eran percibidos con anterioridad, en este período hasta ahora muy bueno de Joan Plaza al frente del Unicaja.

Es la peor racha de derrotas, cinco, en ACB en Málaga desde que aterrizara el técnico catalán. Y sólo la supera desde que se sentara en un banquillo en la élite en 2006 una secuencia de seis derrotas al frente del Cajasol en la campaña 2010/11, del 10 de marzo al 9 de abril. Tiene el atenuante de que, a cambio, llevó en esas mismas fechas al equipo sevillano hasta la final de la Eurocup. O sea, que tampoco es una situación demasiado común para Plaza, que tiene la regularidad de sus equipos como uno de sus principales avales.

Extendidas a lo largo de la temporada las derrotas no hubieran sido tan preocupantes. Un balance de 24-9 mejora a cualquiera desde que se ganó la ACB en la temporada 2005/06 (26-8) y la campaña 2008/09 con Aíto (24-8 en una Liga con 17 equipos). Pero se iba camino de la mejor marca histórica de la entidad y ahora la coyuntura es bien distinta, con sensación de caída libre.

El punto de no retorno llega en los play off por el título. De fantasear, con motivos por la trayectoria del equipo, con llegar a la final se ha pasado a la presión de tener que ganar una eliminatoria de cuartos de final. Que hubiera existido la obligación igualmente aunque se hubiera quedado primero, pero no es la aproximación ideal. "El play off de cuartos de final es muy complicado anímica y psicológicamente ya que cualquier rival te puede ganar a tres encuentros", fueron las palabras de Xavi Pascual en la sala de prensa del Carpena cuando se le cuestionó por una reedición del Unicaja-Barcelona en las semifinales de la Liga Endesa. Los entrenadores de equipos superiores suelen referir que no les gusta el formato de tres partidos porque el margen de error se reduce bastante. Al Unicaja se le han dado tradicionalmente bien estas eliminatorias.

La derrota ante el Barcelona ahondó en los problemas de juego del Unicaja. Es muy previsible, lo lógico, perder ante el cuadro culé. El potencial de su plantilla le permite dejar sin vestir al emergente Mario Hezonja. Pero se firmó el tanteo más bajo de la temporada en ACB (en Euroliga se metieron 60 ante el Fenerbahce), con sólo 61 puntos. Los porcentajes de tiro, inferiores al 40% en tiros de dos y al 20% en el tiro de tres, ejemplifican que el aro rival se ha escondido y cuesta encontrarlo. La producción exterior se ha resentido, por dentro cuesta encontrar puntos fáciles y la pescadilla va mordiéndose la cola porque no se defiende al mismo nivel y no se generan canastas fáciles.

A 10 días del inicio de la fase final por el título, la ilusión se ha cambiado por presión. Hay que saber gestionarla desde el interior del equipo.

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