Con el motor ya arrancado desde mediados de julio, cuando se concentró con Lituania para preparar el Eurobásket del que regresó con la medalla de plata, Mindaugas Kuzminskas ha aterrizado en Málaga en una marcha superior a sus compañeros. En los primeros partidos con la camiseta del Unicaja ha evidenciado un estado clarividente y físicamente más fuertes. Durante el verano ha realizado un entrenamiento personalizado que se percibe en un tren superior más definido y más anchura. Ha ganado cinco kilos sin que se haya resentido su explosividad y agilidad en pista, una de sus características desequilibrantes para un hombre de su altura (2.05 metros).

Las dudas con Kuzminskas se sitúan más en el terreno mental que el físico o el técnico. El lituano cumplirá su cuarta temporada a las órdenes de Joan Plaza, la tercera en Málaga. El técnico le ha exigido quizá más que a ningún otro jugador porque considera que, de perfilar esos despistes, sería un tres dominante en el continente. En ese palo y zanahoria constante, Kuzminskas ha tenido momentos duros, en los que se veía por debajo de Carlos Suárez en el escalafón y sin mucho margen para aumentar minutaje. El paso teórico de Suárez al puesto de cuatro y la llegada de Dani Díez cambia el panorama. Aunque Plaza ya dejó claro la semana pasada que tiene "una de las baterías de aleros más profundas del continente", en la que incluía a Kenan Karahodzic, que juega en esa posición con el Clínicas a instancias del primer entrenador del club.

Kuzminskas está en su último año de contrato y la lógica de mercado dice que, si continúa en este nivel, se vivirá otro caso Granger. Jugadores de sus cualidades escasean en el continente y tiene el chasis para asomarse a la NBA. Paradójicamente, cuanto mejor lo haga Kuzminskas más lejos estará su continuidad. El club ha dialogado con sus agentes para intentar acelerar un acuerdo. Pero la sartén la tiene ahora el bando lituano, que se frota las manos con su salida al mercado.

Kuzminskas ha promediado 13 puntos por partido en sus tres primeros partidos en Málaga. Sabida es la idea esencial de Plaza de reparto de protagonismo y no focalizar, pero si el año pasado Kuzminskas fue el tercer máximo anotador (9.5) tras Toolson (11.4) y Granger (10.4), ahora debería instalarse en la doble cifra. No muestra hechuras y personalidad de líder en el vestuario Kuzminskas, pero también en ese aspecto ha crecido. Pide el balón, decide y genera juego. Se le medirá por su aportación en partidos importantes. Acabará su contrato en junio, con 26 años y antes de acudir a los Juegos Olímpicos de Río, para los que consiguió una brillante clasificación en el Eurobásket, donde promedió 8.7 puntos, 5.1 rebotes y 1.2 asistencias. Kuzminskas explotará sus límites en Málaga.