Morabanc andorra-unicaja

La luz roja se ha encendido (82-79)

  • Algo se ha roto en el Unicaja, que encadena su tercera derrota en Andorra en un partido en el que se quebró tras un buen primer cuarto. La falta de continuidad y solidez del equipo de Plaza preocupa.

Los cuatro últimos partidos del Unicaja en la Liga Endesa se han saldado con una victoria en la prórroga ante el Tenerife y tres derrotas, a cual más doliente, ante Bilbao, Sevilla y Andorra. La de ayer, por ser la última, es la que más escuece. Pero algo se ha quebrado en el equipo malagueño, que tantas expectativas generó. Un equipo que le pega una soba al Madrid y que vence en Tel Aviv y Moscú en el primer mes y medio de competición merece el crédito de evitar la lapidación. Pero que hay un problema lo constatan las actuaciones del equipo y el lenguaje gestual de técnico y jugadores.

El Unicaja perdió en Andorra (82-79) otro partido, ya ha caído más veces en la ACB este año, cuatro, que en toda la primera vuelta pasada. Cuatro derrotas en siete partidos y la Copa del Rey en duda, por no hablar ya de ser cabeza de serie. Pero no se puede hablar a tres meses vista sin arreglar antes lo que ocurre ahora. El Unicaja no es sólido ni consistente. El metrónomo implacable del año pasado no funciona igual en la ACB. Sí en la Euroliga hasta la bofetada en Bamberga del pasado viernes.

Tuvo opciones de sacar el partido en Andorra y no tuvo el colmillo ni la energía para amarrarlo. Otro rival más entonado enfrente hubiera ocasionado otra caída del calado de las de Bilbao y Sevilla. Aunque el equipo del Principado concedió ocasiones. Tiene cierto talento para anotar y crear, pero el Unicaja no encuentra el factor diferencial que debería ser su pregonada capacidad atlética, su concentración. Quizá su carácter. Se detectan tics de jugadores hacenúmeros que no se veían en las dos temporadas anteriores. Y chirría. Seguramente por eso, Plaza deja caer que quizá se ha equivocado a la hora de confeccionar la plantilla, en la que, con un grado más que en años anteriores, tuvo plenos poderes.

Un Unicaja más serio compareció en Andorra. Con Hendrix, al que le sienta bien jugar fuera de España. Su mejor versión se ve en la Euroliga y su arranque, en un duelo con Shermadini, fue muy bueno. Tiene una clase soberbia el macedonio de pasaporte, la lástima es que tiene dosificador. Concentró un clinic en el primer cuarto para después sestear. Nueve puntos con canastas de diversa factura. El Unicaja tomó una renta interesante (11-19) y el balón circulaba mejor que en los últimos partidos. Se castigaba la defensa andorrana encontrando huecos en las esquinas para lanzar triples. Nedovic, Jackson y Kuzminskas encestaron desde allí.

Coqueteaba con romper el partido el Unicaja, pero el Andorra ofrecía algunas señales de vida. Tiene calidad, como la que pocas veces, ayer era día bueno, ofrece Clark y con el interesante Shawn James. Pero la actividad defensiva del Unicaja era un punto más alta que en anteriores encuentros de ACB y sólo eso le debería bastar para ganar partidos en España. Superó la barrera de los 10 puntos (24-35), pero si los equipos grandes, verbigracia el Unicaja del año pasado, ponen una alambrada para evitar que el pequeño inquiete, ahora no hay material suficiente para amarrar ya el triunfo. Shermadini, pívot poco estético pero con características desequilibrantes de cuyo molde carece el Unicaja, hacía daño bajo el aro. Y Daniel Clark, el talentoso ala-pívot inglés que un día asombrara en un Campeonato de España junior que se jugó en Coín, administraba puntos desde fuera para con facilidad para meter en el partido a un combativo equipo andorrano.

David Navarro empataba el partido tras el descanso (42-42) mientras el Unicaja entraba en una espiral de pérdidas ridículas. Si semanas atrás se escribía que el trípode en el que se asentaba el equipo estaba formado por Markovic, Kuzminskas y Thomas, hay patas que cojean y no hay relevos para estabilizar al equipo. Si el serbio no está clarividente las ideas se marchan. Si el lituano no desequilibra el Unicaja pierde mucha pegada. Y aunque el americano se faja y produce (12 puntos y siete rebotes) no tiene la misma solidez.

Se puede observar también como un problema defensivo. 79 puntos deberían bastar para ganar en Andorra. En casi cualquier pista de ACB. Pero hay momentos en los que el equipo malagueño, donde hay talento, se siente cómodo en el intercambio de puntos. Y después se abandona atrás. Después de que el Andorra se pusiera por delante (51-47) el equilibrio mandaba en el marcador. Fran Vázquez aparecía con buenas canastas para dar un poco de alimento, pero no enlazaba varios ataques certeros o varias defensas productivas el equipo malagueño. Curiosamente, o no, el equipo ha sido más continuo cuanto mejor ha sido el rival que ha estado enfrente. El aro se fue cerrando y sólo Nedovic podía hablar con él. El serbio, espíritu insondable, reaccionó después de que le pitaran una técnica. Pero el Andorra tomó el mando y ya no lo soltó. Hendrix enlazó tres fallos penosos en tiros libres y Jamar Smith dos airballs. Se entró en el minuto y medio final cinco puntos abajo (75-70), pero aún quedaron opciones. Un par de pérdidas locales y algún tiro libre errado permitió que Nedovic tuviera la última posesión para empatar. Acabó con un triple lejanísimo que tocó el aro ligeramente, pero no hubo vida extra. Realmente, fue una derrota merecida. La luz roja se ha encendido. Algo se ha roto. Hay tiempo de arreglarlo.

Ficha técnica:

82 - Morabanc Andorra (16+17+22+27): Sada (2), Navarro (14), Pino (-), Bogdanovic (6), Shermadini (15) -cinco inicial- Stojanovski (13), Schreiner (10), Betinho (-), Clark (17) y Jones (5).

79 - Unicaja (22+16+19+22): Markovic (7), Smith (6), Kuzminskas (7), Suárez (5), Hendrix (12) -cinco inicial- Nedovic (15), Jackson (5), Vázquez (10), Thomas (12), Díez (-) y Díaz (-).

Árbitros: Benjamín Jiménez, Martínez Fernández y Planells. Sin eliminados.

Incidencias: Poliesportiu d'Andorra. 3.870 espectadores.

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