Unicaja-Maccabi. 18ª vez en la que ambos equipos se enfrentan en encuentro oficial, se espera que no sea la última. 8-9 de balance para los macabeos en el histórico. Forman un capicúa, 5-1 y 1-5, los registros de los dos equipos en la presente temporada. Una fiesta reivindicativa para el Unicaja, una final dramática para el equipo israelí, que nunca quedó fuera del Top 16. Es más que un partido, en todos los sentidos. El club malagueño ha revestido con el lema "Málaga es de Euroliga" la visita macabea como altavoz ante el desdén del ente que preside Jordi Bertomeu. Que no deja de ser la voluntad de 11 clubes. Eran 13 hasta que el Unicaja salió del vagón. Y se han vendido muchas entradas, más de las normales. No habrá lleno, pero sí gran ambiente.

El Maccabi llega con Zan Tabak al mando, en su tercer partido desde que relevara a Guy Goodes, que ya vino a Málaga cuestionado el año pasado y se pasó un año en la sartén. Un viejo conocido, campeón de Copa con el Unicaja, está al mando de la nave amarilla. Tiene el difícil reto de evitar el escarnio de quedar eliminado de primeras. Algo que no entra en la cabeza de la orgullosa mentalidad del equipo más ilustre de Israel. Es uno de los cuatro clubes que más tiempo ha estado de manera ininterrumpida que el Unicaja en el Top 16. Barcelona, Panathinaikos y Olympiacos son los otros tres. Dentro de aire reivindicativo, qué mejor que dar un golpe en la mesa dejando virtualmente eliminado a todo un Maccabi, que trae toda su artillería. Ya se vio que no sólo deportiva el año pasado.

Es una atmósfera previa ideal para cambiar el aire. En otra coyuntura, el encuentro de hoy podría ser nervioso. Que caiga la cuarta derrota consecutiva sería un problema. Pero estar matemáticamente en el Top 16 es un buen contrapeso. Los deberes los ha hecho, salvo el borrón de Bamberga, de manera ejemplar el Unicaja. Si antes de comenzar se hubiera propuesto un 5-1 con victorias en Tel Aviv y Moscú se hubiera firmado con sangre. Pero toca refrendar eso todos los días. Los equipos grandes se forjan en la continuidad y la regularidad. Ése es el reto.

En el Unicaja la única duda es Mindaugas Kuzminskas. Se le ha encontrado algo de líquido en su rodilla izquierda. Ha entrenado con minutaje inferior el equipo en las dos últimas sesiones y, si juega, no lo hará al 100%. Insiste todo al que se le pregunta que el nivel de entrenamientos es excelso en el equipo malagueño, pero que no se está trasladando a los partidos. El Maccabi motiva a cualquiera. Porque, además, es una gran compilación de jugadores que, seguro, sería muy peligroso en el Top 16. Su juego interior es mucho más fuerte que en la ida. Ha regresado Randle y ha añadido a Ofoegbu. Pero para estar ahí, el Maccabi debe ganar en Málaga. Aquí ha perdido en la mitad de sus visitas (cuatro de ocho). Se encontrará a un Carpena festivo que, de durante dos años y medio, encadenó en su día 23 victorias seguidas en casa en Euroliga. Ése Palacio es imbatible.