El Unicaja planifica con dos palos en las ruedas que no se esperaba en semanas atrás. Se confiaba en la continuidad de Will Thomas y en convencer a Kevin Pangos. Las dos opciones se han enquistado. La última comunicación con el agente de Thomas es del domingo, cuando le comunicó al club que no aceptaba la propuesta. Y Pangos ha aceptado un aumento de su cláusula de rescisión con el Herbalife (por encima de 100.000 euros) para que el club canario le permite jugar las ligas de verano de la NBA, su objetivo final. El mismo que el de otra pretensión, el pívot checo Ondrej Balvin, que trabaja en Denver. Así que tiene que cambiar escenarios.

No obstante, el club malagueño se guarda las espaldas para el futuro más o menos inmediato con los derechos de tanteo. En él incluirá al citado Will Thomas y a Mindaugas Kuzmisnkas, que ayer declaraba en Lituania que no ha firmado aún ningún contrato con el Darussafaka porque espera el inicio de la agencia libre en la NBA, desde mañana, porque existen posibilidades de engrosar la mejor liga del mundo. Con Thomas también se guarda la carta de optar a sus derechos si sigue o vuelve en el futuro a España. Para ello hay que presentar una oferta en la ACB por el 75% mínimo del valor del último contrato que tuvieron con el club. Lokomotiv Kuban y Maccabi son equipos que en las últimas horas han sido vinculados al de Baltimore. El Unicaja baraja el mercado de cuatros, complicado. Opciones que gustaban pero que estaban detrás de Thomas como Okaro White se marcharon. Además, no tenían el plus del pasaporte comunitario. Ahora toca reconstruir.

Queda un caso que no está decidido (desde el lunes 4 al viernes 9 de julio se pueden presentar ofertas), que es el de Stefan Markovic. Aún hay voces en el club que sostienen que es un error dejarle marchar, pero sus agentes no han recibido ninguna comunicación desde que acabó la liga. Markovic prepara con su selección el Preolímpico y está en la agenda, no como prioridad pero sí en el caso de que se altere el plan, de clubes del máximo nivel europeo. Pero Plaza, ya se sabe, le bajó el pulgar.