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El gigante risueño

  • Hamady N'Diaye transmite entusiasmo y hambre en su presentación. "Cuando Boni Ndong me llamó para venir estuve dando saltos de alegría", asegura el pívot senegalés.

En el verano de 2014, Hamady N'Diaye pasó dos semanas en Málaga y entrenaba diariamente en la pista auxiliar del Carpena con la selección de Senegal que preparaba aquí el Mundial de España. El director técnico de la Federación era Boniface Ndong, hoy ayudante de Joan Plaza. "Le dije a Boni ese verano que tenía el deseo de venir alguna vez a Málaga para más tiempo. Entendí que era un lugar apropiado en Europa. Por cómo se trabajaba, por la forma de entrenar creí que aquí podría progresar. Y Málaga me pareció magnífica", relata N'Diaye en su presentación, en la que transmite una ilusión y unas ganas contagiosas. Ríe constantemente, como si viviera un sueño. Es un tipo que ha jugado varias decenas de partidos en la NBA. Pero sus ojos desprenden brillo y hambre. "Cuando me llamó Boni, que es una leyenda en mi país, para fichar por el Unicaja empecé a dar saltos de alegría. Estaba extremadamente motivado, excitado, esperaba esa oportunidad hace unos años", relata divertido.

Carlos Jiménez, secretario técnico, opina que "N'Diaye responde bastante al perfil que buscábamos. Nos va a a dotar de una presencia física superior y de un nivel defensivo grande dentro del equipo. Va a ser un gran complemento para otros jugadores interiores. Transmite muchísima ilusión, expresó que este es un gran reto y sabe lo que supone jugar en Málaga. Tiene experiencia en NBA, China, Israel... Es un jugador de un corte muy defensivo que pensamos que también nos puede dar buenas opciones en ataque", opina.

De N'Diaye, además de su constante sonrisa, llama la atención su enorme envergadura. Es ancho pero muy fibroso, su tren inferior parece fino y sus saltos son poderosos. Mide 2.13 metros (pesa 105 kilos) y cuando extiende sus brazos la distancia entre los dos dedos corazón es de 230 centímetros. Ideal para sus dotes intimidatorias, motivo fundamental de su fichaje. Es lo que se pretendía de Mbakwe, que tenía un nivel alto testado en Europa. N'Diaye sonó para venir a la ACB varias veces. Pero antes ha hecho una mili importante por medio mundo. La NBA, la NBDL, China, Israel, últimamente Filipinas... Antes de recibir la oferta del Unicaja, N'Diaye tenía apalabrado un acuerdo con un equipo de Taiwán. A sus 29 años, después de que comprendiera que consolidarse en la NBA iba a ser difícil tras debutar con los Wizards y después morar por cinco equipos de la NBDL, Europa cree que es su sitio. "Necesito adaptación, pero todo lo que me encuentro es estimulante. Los compañeros, la ciudad, la afición, los entrenadores... Pronto me sentiré parte del equipo. Tengo que asimilar mucha información. Quiero formar parte de este viaje", dice N'Diaye, que admite que en estas dos semanas de trasiego apenas ha tenido tiempo para trabajar en una pista: "En los dos años anteriores sólo descansé dos semanas. No voy a perder la forma en este tiempo. Lo único que me cuesta ahora es el horario, mi cuerpo está un poco perdido. Pero se pasará rápido".

El senegalés nació en Dakar pero tiene residencia habitual en New Jersey después de que a mediados de la década pasada fuera reclutado para jugar en el instituto, en California en primera instancia para pasar a la universidad de Rutgers, cerca de Nueva York. Se ganó fama como uno de los mejores defensores y taponadores de la NCAA y dio el salto en 2010 a la NBA. Aquí llevará el número 55 en la camiseta. El 5 era su preferido desde el instituto y en ese tránsito a profesionales lo dobló "para dar más fuerza". El 55 es el número que luciera uno de los primeros africanos en ser figuras en la NBA, Dikembe Mutombo, uno de los mejores taponadores de la historia. Aquí intentará refinar su juego con Boni Ndong. "Es increíble, en Senegal es una leyenda. Trabajar con él para mejorar mi juego es lo máximo que puedo pedir. Que él crea en mí, quiera trabajar conmigo y me respete es sensacional", sentencia N'Diaye, que realiza sesiones extra de entrenamiento para ponerse al día de lo que quiere Joan Plaza: "Soy muy atlético para ser un jugador grande e intento aprovechar mis ventajas. Sí, puedo hacer mates como el de Fuenlabrada".

N'Diaye habla tres idiomas, francés, inglés y wólof, el nativo de su etnia. Con el español aún no se atreve. "Pero prometo intentarlo para hablarlo rápido", asegura el gigante risueño, que se despide con un "muchas gracias". Sus cualidades baloncestísticas habrá que catarlas. Hay que ponderar su trabajo defensivo por encima del ofensivo, para eso ha venido. Parece que por actitud y entusiasmo no va a quedar.

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