Unicaja

Llegó el pulso californiano

  • El Unicaja se reencontró con un Marcus Williams convertido en el líder montenegrino Fogg revolucionó el juego en los minutos que disfrutó

El Unicaja volvió a verse las caras con Marcus Williams en una noche europea. El base, convertido en el faro del Buducnost, demostró que sigue siendo el mismo que pasó por el Carpena con todo lo que ello conlleva. En el duelo del pasado cotra el presente, Kyle Fogg dio motivos a Joan Plaza para saber que hizo bien. Con Smith por delante como indiscutible, el hoy cajista ganó a base de fogonazos el pulso californiano.

Plaza repitió con Fogg el guión inicial ante el Tecnyconta Zaragoza. El base partió desde el quinteto inicial, dándole un voto de confianza para atropellar al Buducnost desde los primeros compases. Arrancó ligeramente apagado, de actor secundario, y apenas dispuso de tres minutos entre los que no llegó a sumarse a la fiesta anotadora del Unicaja.

El plan del técnico catalán pasa por dosificar al norteamericano, que requerirá de rodaje para ir mostrando quién es. Sin embargo, Fogg no necesita de mucho para mostrar su carta de presentación. Sus apariciones esporádicas sirven para revolucionar. Bien es cierto que por la primera mitad apareció el Fogg de perfil bajo -lo que no quita su labor asistente, con tres pases clave-, pero cualquier acción sirve para mostrar lo que tiene. Su primera canasta, a mediados del segundo cuarto, llegó sobre la bocina y con un defensor encima con el que llegó a forzar la falta.

Hay a lo que agarrarse, desde luego. El Fogg de perfil alto llegó en la segunda mitad, minimizando con minutos de liderazgo la impresión de un Marcus Williams que lleva el papel protagonista en el conjunto adriático. Kyle ansía copar los mismos titulares que su vecino y sus compañeros saben cuándo darle el gusto. Igual que ocurre con su vecino californiano, quien resultó ser una de las pocas luces entre las sombras del Buducnost.

El ex cajista sigue siendo el mismo que pasó por el Carpena y al que Plaza rehusó de dar continuidad. Capaz de lo mejor y lo peor, Marcus Williams capitaneó la fase anotadora de los suyos con 13 puntos. Pero nada cambia: el californiano resultó anárquico y errático en sus constantes intentos por mostrarse ante su antiguo cuerpo técnico.

Plaza sabía de su calidad, de la que no queda duda alguna. Son sus formas las que dejaron mal regusto en el Carpena. En el plan cajista pesó más la extrema individualidad a la clase que atesoran sus muñecas.

En el del Buducnost resulta también insuficiente, pero es a lo que se atienen en Montenegro. A Williams y a unos Savovic y Popovic que intentaron frenar de algún modo la clara superioridad malagueña. El base intentó todo lo que pasó por sus manos con la fortuna justa. Había que parar la sangría, pero fue imposible.

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