Crítica 'Ghost Rider 2: Espíritu de venganza'

Cage se venga de su público

Ghost Rider 2: Espíritu de venganza.  Acción, EEUU-Abu Dhabi, 2012, 92 min. Dirección y guión: Mark Neveldine, Brian Taylor. Fotografía: Brandon Trost. Música: David Sardy. Intérpretes: Nicolas Cage, Idris Elba, Violante Placido, Christopher Lambert, Ciarán Hinds.

El volumen de trabajo de Nicolas Cage es inversamente proporcional al nivel de las películas en las que participa, buena parte de las cuales están avaladas por él mismo o incluso, como en este caso, por los petrodólares de Abu Dhabi.

Inasequible al desaliento y siempre ávido de ingresos para mantener el tren de vida, el sobrino de Coppola afronta una nueva entrega de la franquicia basada en un superhéroe de cómic de la Marvel como tabla de salvación de su enésimo annus horribilis, en el que también nos ha regalado títulos abominables como Furia ciega, En tiempo de brujas, Bajo amenaza o Seeking justice.

Entregada al dudoso carisma del personaje, un motorista fantasma, encuerado, maldito y justiciero perseguido por el mismo demonio en un paisaje apocalíptico de Europa del Este y al enervante histrionismo atormentado marca de la casa Cage, Ghost Rider 2 exhibe el clásico 3D fraudulento para cobrar la entrada más cara por bastante menos de lo mismo, a saber, pirotecnia infernal, carretera, velocidad, grandes angulares y un par de set pieces de acción, llamas y destrozo masivo en las que Neveldine y Taylor pueden lucir su recién estrenado carné del sindicato de directores de Hollywood.

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