Crítica de Cine

Desolación, solidaridad y patriarcado

Una imagen de la película del director polaco Tomasz Wasilewski.

Una imagen de la película del director polaco Tomasz Wasilewski.

Ganadora del Oso de Oro en Berlín 2016 y presente en el último SEFF, Estados Unidos del Amor se mantiene fiel al modelo de ese nuevo cine del Este europeo con plantilla sobre unas historias duras y unos paisajes desolados en los que cuesta distinguir entre la mirada crítica al pasado y el barniz protector de la nostalgia.

Estamos en 1990, en una ciudad polaca indeterminada, los telediarios dan noticias sobre la caída del Muro, las canciones de Whitney Houston suenan en las clases de aerobic y los videoclubes alquilan VHS y en el barrio residencial y aislado de la periferia las vidas de cuatro mujeres se cruzan en una acompasada danza dramática de soledades, frustraciones y deseo reprimido (o no tanto), unas vidas decoloradas (el director de fotografía rumano Oleg Mutu, responsable de La muerte del señor Lazarescu o 4 meses, 3 semanas y 2 días, se encarga de que no haya dudas de que aquella época era tristona y apagada), desplazadas de la centralidad del plano y trazadas en perspectiva de complicidad de género desde las escaleras del patio de vecinos.

Wasilewski recoge algo del espíritu de Kieslowski, pero sus formas calculadamente frías y distanciadas lo delatan como mirón y forense de laboratorio antes que como observador empático, siempre más interesado por las resonancias sociales (el "patriarcado opresor", ya se sabe), la correcta entrega del testigo episódico y la arquitectura del relato, que por matizar con más profundidad las vicisitudes de cada una de esas cuatro mujeres que sufren, padecen e incluso se equivocan gravemente impulsadas siempre por el amor, la entrega y la pasión. Ayuda mucho a su causa, cómo no, que los personajes masculinos que les han puesto al lado no den nunca la talla o rocen directamente la caricatura.

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