Crítica de cine (SEFF 2017)

Límites de la expresión y la imaginación

Nos asomamos a la sección Resistencias a ver qué se cuece entre los más jóvenes y prometedores y encontramos un poco lo que fuimos a buscar, exceso informe y retazos de iluminación entre solipsismos de cajón.

A Ver a una mujer no le ayudó especialmente ese punto de audio de más con el que el SEFF adoba inexplicablemente algunas proyecciones, y así la primera parte de la película, el asalto sensorial que traduce un deslumbramiento, también una fusión y un borrado de contornos, resultó algo molesto, traicionando, nos parece, el ya de por sí arriesgado sustrato materialista del filme. Más allá de este pequeño sabotaje técnico, el exorcismo sentimental de Mònica Rovira cae estrangulado por la desmesura de su vuelo, un "querer demasiado" que se transforma en un "decir demasiado" en la balbuceante segunda parte, digamos, docudramática. En el ejercicio, en el ensayo de capturar ese pliegue espacio-temporal que es todo enamoramiento, Rovira roba algunos planos -los mejores, de estirpe garreliana, en una indeterminada playa lunar del reposo de las guerreras- para el futuro.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios