Crítica de Cine

Refrito animado

Justo a tiempo para aprovechar el último fin de semana navideño, Sola en casa llega a la cartelera desde Canadá (dirige Peter Lepeniotis, responsable de Operación Cacahuete) aunque con el mismo uniforme e impersonal de cualquier película estadounidense en su diseño digital de personajes, criaturas y situaciones.

Niños de tronco y piernas de palo y cabeza y ojos grandes, rígidos gnomos de mirada inquietante y trogs salidos de los descartes de Monstruos S.A. protagonizan esta aventurilla hogareña que recuerda demasiado a un parcheado de cosas ya vistas decenas de veces: de la trama de Bitelchús a la de Los mundos de Coraline, pasando por el clásico relato de iniciación de la jovencita rara, solitaria y rebelduela que busca su lugar en el mundo y, de paso, una estabilidad familiar junto a su madre soltera.

Con una animación tan correcta como limitada, Sola en casa se estanca además en sus batallitas entre gnomos y trogs a golpe de rebote, fulminación y plasta verde de blandiblú, en una cansina escalada de pruebas, etapas y decorados en una mansión gótica que a veces no pareciera del todo terminada en su diseño 3D.

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