Maribel Verdú. Actriz

"Seguimos mirando como un bicho raro a quien se aparta de las pautas marcadas"

  • La intérprete estrena 'Sin hijos', una comedia romántica sobre la opción de no tener descendencia Diego Peretti coprotagoniza el filme, un éxito de crítica y de taquilla en Argentina.

Gabriel (Diego Peretti), propietario de una tienda de música, no puede evitar ser en las primeras citas un padre cansino que se explaya sobre las virtudes de su hija Sofía (Guadalupe Manent), un hábito -se lo advierte un amigo- que lo deserotiza y origina que sus relaciones sentimentales nunca vayan más allá de una cena. Cuando este hombre divorciado se reencuentra con Vicky (Maribel Verdú) ésta le manifiesta que no quiere niños en su vida, por lo que Gabriel simulará no tener familia alguna. Sin hijos, una comedia de Ariel Winograd, llega mañana a los cines españoles tras un rotundo éxito en Argentina, una oportunidad para hablar con Maribel Verdú sobre el derecho a decidir no tener descendencia, su próspera relación con Latinoamérica y los proyectos que la actriz de Blancanieves encadenará en los próximos meses.

-En varias de sus películas como Amantes, La buena estrella o Y tu mamá también los personajes componen alguna suerte de triángulo. Aquí se da uno peculiar... la convivencia forzosa entre una pareja y una niña, la hija de él.

-Qué interesante esa visión: la verdad es que no me lo habían dicho hasta ahora, pero tienes toda la razón. En cierto modo, sí, es un triángulo de dos mujeres con un hombre. Una es como la esposa y la otra la amante. La relación entre el padre y la niña es muy heavy, hay algo patológico en ella.

-Más allá de su decisión de no tener descendencia, algo que marcará la trama, Vicky es una mujer errante que busca su lugar en el mundo.

-Sí. Está harta de viajar de aquí para allá, y de repente se encuentra con el personaje de Diego, al que conoce desde hace muchos años, y lo ve como una manera de quedarse en un lugar, fija... hasta que descubre todo el pastel.

-Tengo entendido que escribió algunos diálogos para su personaje, algo que también hizo Meryl Streep en Kramer contra Kramer, otra película que habla sobre una mujer que evita la maternidad.

-Eso es una práctica muy común, en realidad, ocurre muchas veces, los actores no somos setas. Hay directores que te consultan, como Ariel, te pueden decir: Oye, tú que no tienes hijos en la vida real, ¿cómo ves esto? En nuestra película no se justifica ni se dulcifica al personaje de Vicky, y eso me gusta mucho. Se añadieron detalles a los diálogos para que no pareciera que la justificábamos, para que no tuviese que pedir perdón. Es así, y así está bien.

-Cuando Vicky le explica a Gabriel el porqué del club No Kids, al que ella pertenece, le dice que es "para que a los que no nos gustan los niños no nos sintamos malas personas". Aún hoy, la independencia, el apartarse de los modelos que impone la sociedad, parece un pecado que hay que justificar.

-Estamos acostumbrados a una serie de rituales: tú naces, te casas, tienes hijos, los bautizas, organizas su primera comunión... Cuando hay alguien que se sale de todo eso, que se aparta de lo establecido, es tratado como un bicho raro. Seguimos siendo muy tradicionales.

-Quizás una parte del tremendo éxito de la película en Argentina se deba a que pone sobre la mesa un tema que no se suele debatir.

-No lo sé, lo del éxito es un misterio, es algo impredecible. En principio ésta es una comedia romántica con todos sus alicientes y debería funcionar, pero... Además, sí, yo no recuerdo ninguna otra película que haya hablado de la no maternidad tan a lo bestia, tan claro, sin cortapisas. En Argentina se ha producido el boca a boca, Sin hijos es muy divertida y también tiene momentos que te pellizcan el estómago. Genera debate, uno sale del cine comentándola.

-Otro acierto es la niña, Guadalupe Manent. Está soberbia.

-Es una macarra, una genia. Sin ella, sin una niña así, la película no habría podido hacerse, desde luego. Tuvimos suerte.

-Eso que aprendió de Coppola de que jugar y actuar se dice play, ese concepto lúdico del oficio, se disfrutará más en una comedia, ¿no?

-Ese placer depende más del ambiente del rodaje que del género de la historia. A la hora de la acción tú puedes estar haciendo comedia, pero lo afrontas de una manera tan seria como Los girasoles ciegos, por ejemplo. Es muy importante el ambiente que se crea con el equipo, porque te pasas más horas sin rodar que rodando, y ahí se crea algo muy bonito.

-En una entrevista en La Nación la definían como la actriz española más argentina. Ésta es su cuarta película allí y empezará próximamente la quinta.

-Sí, y estoy más contenta... Argentina es un país que adoro y este proyecto, El faro de las orcas, me va a llevar a Península Valdés, que es una zona en la que no he estado. Voy a protagonizarla junto a Gastón Pauls y la dirigirá Gerardo Olivares.

-En Sin hijos podemos verla en un divertimento amable, un registro que no suele frecuentar. Abracadabra también será una comedia, ¿no?

-Está ahí, es un proyecto particular, pero, sí, tira hacia la comedia. Y supondrá mi regreso con mi amigo Pablito [Pablo Berger, el director de Blancanieves, por la que ganó su segundo Goya].

-Al parecer se pasó el rodaje de Tetro viendo películas de Diego Peretti. El trabajar con él en Sin hijos habrá sido bonito...

-Sí, lo ha sido... [Interrumpe la conversación, sorprendida] Pero, un momento, ¿por qué sabes todas esas cosas? Estoy flipando.

-Bueno, se trata de documentarse. Y para los que seguimos su carrera desde hace mucho es fácil saber ciertas cosas...

-Lo que cuentas de Tetro fue así. Ese rodaje fue muy largo y muy duro, y le pedí a mis amigas que me pasaran películas para reír, y me trajeron las de Peretti y me las vi todas. Me acuerdo de decirle a Juan Vera, el productor de Sin hijos, que es amigo: Algún día tengo que trabajar con Peretti. Se lo he contado a Diego, le he dicho todo lo que me ayudó en esos días.

-El año que viene se cumple un cuarto de siglo del estreno de Amantes. Después de tanto tiempo, de tantas películas, ¿siente que forma parte de la memoria sentimental de los aficionados?

-Noto que la gente me quiere, y hace ya tiempo aprecié cierto salto: pasé de ser esa especie de actriz novia de España a que se respetara mi trabajo. Cuando hago entrevistas, con las críticas, aprecio la admiración, que ven que llevo años trabajando en esto y que lo concibo como un juego, un juego muy serio.

-No hemos hablado de su otra vocación junto al cine, el teatro.

-Tengo muchas ganas de subirme al escenario, pero este curso, con todos esos proyectos, voy a tenerlo complicado.

-Pero llegará a los cines la adaptación de una obra teatral que protagoniza, La punta del iceberg.

-La obra de Antonio Tabares es magnífica y la película va a ser estupenda, he podido verla y estoy muy contenta. Es difícil, pero muy interesante, tiene unos actores magníficos, y el director, David Cánovas, que es canario como el autor, y es novel, la cuenta tan bien que te mantiene en vilo.

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