Crítica de Cine

Zola y Cézanne exigen más fuerza… y más cine

Guillaume Canet interpreta a Émile Zola en esta película sobre la amistad entre el escritor y Cézanne.

Guillaume Canet interpreta a Émile Zola en esta película sobre la amistad entre el escritor y Cézanne. / d. s.

Zola (1840-1902) y Cézanne (1839-1906) fueron íntimos amigos desde los tiempos escolares. El escritor era hijo de una familia burguesa arruinada por la temprana muerte del padre y hubo de trabajar duramente hasta que su inmenso éxito como escritor le permitió vivir con un desahogo e incluso un lujo sólo comprometido por los procesos y multas que siguieron a su participación en el caso Dreyfus. Política, social, literaria y artísticamente influyente, Zola marcó su época. Era sociable y disfrutó de la amistad de los grandes escritores y artistas de su tiempo tanto como del odio de los reaccionarios. Cézanne, en cambio, era hosco, solitario, poco sociable y casi hasta el final de sus días poco apreciado salvo por unos pocos: era el precio a pagar por su carácter, pero sobre todo por haberse adelantado a sus coetáneos impresionistas, a su vez criticados por los académicos, abriendo el camino al cubismo y la abstracción. Fue, por así decir, la vanguardia de la vanguardia. La larga e íntima amistad entre ambos se quebró cuando Cézanne creyó reconocerse en el fracasado pintor de La obra, novela publicada por Zola en 1886. Tiempo después reanudaron su relación.

Esta película trata de la amistad entre ambos en su edad adulta, cuando Cézanne era pobre, infeliz personalmente y poco apreciado artísticamente y Zola era rico, feliz y admirado. Y a través de flash-backs también de sus tiempos infantiles y juveniles, cuando ambos vivían la bohemia parisina compartiendo ideales y mujeres -o rivalizando por ellas- y soñando con un reconocimiento que el escritor encontró y el pintor no. Podría haber sido tan importante como el tema que trata si en vez de intentar abarcar las distintas épocas de esta larga relación se hubiera centrado en una de ellas (por ejemplo un biopic convencional y colorista sobre su bohemia juvenil, un drama sobre la ruptura de su amistad o un estudio serio sobre sus relaciones con la literatura y el arte). Pero a Danièle Thompson, hasta ahora directora de esas comedias amables que hinchan la taquilla francesa, le faltan fuerzas para intentar abordarlo todo. Demasiado tiempo abarcado y demasiado grandes los personajes, además de -sobre todo en el caso de Cézanne- demasiado difíciles.

De todas formas la plana corrección que se vuelve contra la película tal vez atraiga más público que quizás -porque los estudios de humanidades están como están- conozcan por primera vez al escritor y al pintor, aunque sea miniaturizados (siquiera se reproducen fragmentos de sus cartas y se alude a sus obras y estéticas). Y los intérpretes de los protagonistas -Guillaume Galliene y Guillaume Canet- están muy bien.

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