Crítica 'Mi segunda vez'

Lo cursi como reverso de lo grosero

Mi segunda vez. Comedia romántica, EEUU, 2009. 97 min. Dirección y guión: Bart Freundlich. Intérpretes: Catherine Zeta-Jones, Justin Bartha, John Schneider, Lynn Whitfield, Jake Cherry, Samantha Ivers, Kelly Gould. Fotografía: Jonathan Freeman. Música: Clint Mansell.

La grosería tiene el reverso de la cursilería: dos caras de la misma moneda. Cuando un cursi se quiere poner gracioso es grosero y cuando un grosero se quiere poner sentimental es cursi. Esta regla se cumple inflexiblemente en esta peliculita que sepulta la carrera de Catherine Zeta-Jones aún más de lo que ya lo estaba. Divorciada de buen ver (aunque ella parece no estar tan segura), joven cachas a cargo de sus hijos y la inevitable atracción, desarrollada más como la pasión madura por el butanero que como una historia de amor o deseo. Las conversaciones supuestamente desinhibidas entre Zeta-Jones y sus amigas nos trasladan a un universo intermedio entre Sexo en Nueva York y los reportajes televisivos sobre tuppersex y despedidas de soltera. Dirige la cosa el supuesto especialista en cuestiones familiares y sexo-sentimentales Bart Freundlich, que ya perpetró Volviendo a casa y Ellas y ellos.

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