Alma salvaje. Drama, EEUU, 2014, 115 min. Dirección: Jean-Marc Vallée. Intérpretes: Reese Witherspoon, Gaby Hoffmann, Laura Dern, Brian Van Holt, Thomas Sadoski, Orianna Herrman, W. Earl Brown, Kevin Rankin y Charles Baker. Guión: Nick Hornby y Cheryl Strayed. Fotografía: Yves Bélanger.

Tras perpetrar con éxito la engañifa de Dallas Buyers Club, el canadiense Jean Marc Vallée se apunta otra tontería pretenciosa con posibilidades de optar a premios y buenas críticas. En esta ocasión se basa en la autobiografía de Cheryl Strayed, una mujer que tras destrozar su vida combinando el sexo y las drogas -y de paso destrozar la de quienes le rodeaban- se somete a la curiosa terapia de recorrer más de mil kilómetros a pie, atravesando los desiertos y montañas de la llamada Cresta del Pacífico, en ese viaje iniciático que la retórica llama la búsqueda de sí mismo. Por desiertos y montañas la criatura se depura como si fuera un antiguo eremita internándose en el desierto. Ellos buscaban a Dios y esta señora a ella misma, pero así están los tiempos. Para que el espectador no se suicide atragantándose con palomitas o clavándose la pajita del refresco, el guión intercala algunos encuentros y, en flash back, episodios supuestamente duros y desgarradores de la vida de esta versión posmoderna de los eremitas o, mejor, de la Magdalena penitente que tan buen juego dio a los pintores.

Lo que hacía de Dallas Buyers Club una engañifa hace de Alma salvaje un vacío ejercicio de redención y sufrimiento que alcanza la cúspide de la falsedad, cayendo incluso en la pornografía melodramática, cuando el recuerdo de la muerte de la madre, y el posterior extravío en las drogas y el sexo, se mezcla con la señorita dando gritos en la montaña o poniendo caras de sufrimiento mientras suena El cóndor pasa en la versión de Simon & Garfunkel. Si a esto le suman frases del tipo "necesito encontrar algo dentro de mí" comprenderán los tormentos de quienes se exponen a esta película sólo redimida por unos muy hermosos paisajes. La aclamada interpretación de Reese Witherspoon no es para tanto. Mejor está Laura Dern en sus breves apariciones. Una estrellita para las dos y otra para los paisajes. Y ya va bien servida esta tramposa película.