Cultura

El legado de Luis Ciges sigue en cajas diez años después de su donación

  • El actor cedió buena parte de sus pertenencias personales, incluido su premio Goya, al desaparecido Festival de Cine Inédito de Islantilla.

El legado del actor Luis Ciges (1921-2002), incluido su premio Goya, que donó al desaparecido Festival de Cine Inédito de Islantilla (Huelva) en su testamento, permanece encerrado en cajas diez años después de la donación, sin que se haya expuesto permanentemente, como era deseo del actor. Hasta el momento, este legado, compuesto por más de 6.000 objetos, sólo ha sido mostrado en una ocasión, en 2008, sin que el presidente de la Mancomunidad de Servicios de Huelva, Manuel Andrés González, sepa cuál va a ser su destino, aunque asegura que gestionará que sea valorado cuanto antes.

Además de objetos personales varios, la colección incluye algunos de sus libros sobre cine, revistas sobre el mismo género y otras publicaciones extraídas de la biblioteca personal también cedida a Islantilla por el actor. El legado del actor es mucho más amplio, ya que fueron un total de 6.010 volúmenes de su biblioteca los donados, colección que entregó a Islantilla cuando tuvo que abandonar su casa para irse a vivir a una residencia de ancianos. Entre otros objetos se encuentran también una colección de libros que el actor heredó de su tío, el escritor José Martínez Ruiz Azorín (1873-1967), además de su colección particular de películas en vídeo.

Luis Ciges fue el primer homenajeado en el desaparecido Festival Internacional de cine inédito de Islantilla, en su primera edición celebrada en 2000, por lo que obtuvo el Camaleón de honor del certamen, y le impactó tanto la zona de la costa de Huelva que decidió que sus pertenencias terminasen en poder del certamen.

Desde los años 60, Luis Ciges fue uno de los secundarios por excelencia del cine español. Su figura enjuta lo sitúa en papeles cómicos o de personaje excéntrico y marginado, y entre los pocos papeles protagonistas que llegó a interpretar se le recuerda especialmente por el personaje principal en la comedia surrealista El milagro de P. Tinto (1998), de Javier Fesser. En cuanto a sus trabajos en televisión, entre 1991 y 1995 interpretó a Ricardo, uno de los clientes habituales de Farmacia de guardia, de Antonio Mercero.

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