Crítica 'El país de las maravillas'

¿Le ha nacido una Elsa Morante al cine italiano?

El país de las maravillas. Drama, Italia, 2014, 111 min. Dirección y guión: Alice Rohrwacher. Intérpretes: Maria Alexandra Lungu, Monica Bellucci, Alba Rohrwacher, Sabine Timoteo, Sam Louwycki.

Cuando no existen genios hay que inventárselos. Desde la extinción de las tres prodigiosas generaciones de realizadores italianos que coincidieron en uno de esos raros momentos milagrosos de la historia del cine en los que el talento parece brotar incontrolablemente y superponerse generacionalmente -piensen que en los 60 rodaban a la vez De Sica, Rossellini, Visconti, Fellini, Antonioni, Pasolini, Leone, Bertolucci o Germi-, el cine italiano anda dando tumbos. Con destellos de talento, pero sin estallidos de genio. Lo que obliga a hablar de ellos como referencias que adjetivan las obras de sus realizadores más notables. Así uno es felliniano, otro pasoliniano y oto más rosselliniano. La diferencia es que a estos referentes nadie los adjetivó con el apellido de otro realizador porque eran únicos. Tal vez Alice Rohrwacher quiebre esta deriva y logre hacerse un nombre que no remita a otros nombres.

A propósito de esta premiada película se ha citado reiteradamente al neorrealismo y a Fellini. Podría añadirse también a Pasolini y a los Taviani. Y hasta a Erice (la niña bebiendo el rayo de luz en el establo) si se quiere. Con tono de fábula la directora enfrenta lo natural y lo artificial representados por una familia ultraecologista y apicultora que vive gobernada por un padre algo chiflado que les obliga a renunciar a la mayor parte del bienestar moderno para acogerse a formas de vida más auténticas, y por una troupe televisiva que acude a su remoto entorno para grabar un reality esperpéntico (perdón por la redundancia). Entre los adultos de la familia ecologista y apocalíptica (porque el padre cree que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina), y los imbéciles de la televisión, median un delincuente adolescente enviado por un programa de reinserción y las hijas de la familia, especialmente una de ellas llamada Gelsomina (un nombre sagrado del cine italiano: el del personaje de Giulietta Masina en La strada), como tierras de nadie cogidas entre ambos mundos.

Hay un cierto aire posfelliniano en la recreación del disparate televisivo que puede recordar a Ginger y Fred, La entrevista o La voz de la luna. Hasta un guiño a los diseños de Danilo Donati -el gran director artístico del Fellini y el Pasolini más barrocos- en el vestuario de la presentadora del show. Aunque el detalle más grotescamente felliniano está en la educadora que acompaña al delincuente y el más delicado -con reminiscencias del recuerdo de la alquería de Fellini ocho y medio- está en los juegos fantásticos de las niñas. Hay también una cierta verdad pospasoliniana en los rostros de las mujeres de la familia apicultora y las campesinas; y un tono aún más fuertemente pasoliniano en el trasfondo de la supervivencia de ciertas formas de vida rurales amenazadas por la especulación, el turismo, la televisión y los productos químicos: diferentes venenos (extraordinario el fragmento de las mujeres cantando sus hermosas y simples canciones en el concurso televisivo).

Y hay mucho talento en el guión y la dirección de Alice Rohrwacher que, tras su también premiado debut con Corpo celeste, puede ser una de las grandes promesas del cine italiano. Aunque debe encontrar su propio camino. Sin renunciar a la historia y la tradición del cine italiano que aquí se invocan con talento, pero logrando que no se le adjetive con los apellidos de otros directores. Se me ocurrió viendo El país de las maravillas y recordando Corpo celeste, que tal vez esta sea la directora capaz, algún día, de convertir en una película la excepcional novela Mentira y sortilegio de Elsa Morante. Alguien debía decírselo.

Lo mejor de la película, en coincidencia con el talento de Rohrwacher para captar la verdad de los rostros, es el trabajo de la jovencísima Maria Alexandra Lungu como la pequeña Gelsomina.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios