Crítica de Cine

Y en el principio fue la pelota

Regresa el arte animado de la casa británica de Peter Lord y Nick Park.

Regresa el arte animado de la casa británica de Peter Lord y Nick Park. / d. s.

Cómo se agradece un nuevo Aardman entre tantas películas de animación digital clonadas para el consumo infantil en temporada de vacaciones. La artesanía en plastilina, fondos reales y stop-motion de la casa británica de Peter Lord y Nick Park, responsable de títulos gloriosos como Wallace y Gromit, Chicken run: evasión en la granja o la más reciente La oveja Shaun, nos reconcilia con el viejo arte animado hecho con más alma que tecnología punta, sin esa molesta necesidad de llenarlo todo de mil detalles, texturas, matices fotorrealistas y guiños posmodernos para trabajar el género, la historia y la caracterización desde el cuidado por la materia, lo esencial y su funcionamiento orgánico.

Cavernícola viaja hasta la Edad de Piedra para proponerse como una fábula de superación y trabajo en equipo a propósito de un partido de fútbol prehistórico entre sus desmoralizados inventores rupestres y el all-star de atletas con pelazo del Real Bronzio de la Edad de Bronce que representan los valores de una nueva era de mercado bajo el liderazgo del malvado y divertido Lord Nooth (doblado en castellano por Mario Vaquerizo), en una simpática metáfora sobre balompié en tiempos modernos (con repetición de la jugada incluida) y, si me apuran, en una patriótica reivindicación de este deporte desde su cuna británica.

Más allá de estas lecturas, Cavernícola se disfruta sin complejos en su gusto por el humor blanco, en su hábil manejo del efectivo slapstick mudo y en el entrañable dibujo de personajes que, a pesar de compartir sus inconfundibles ojos juntos, se distinguen con gozosa autonomía en su reparto de tareas solidarias e, incluso, en su tolerancia hacia la integración de género y especies por el objetivo común. ¡Y bravo por ese cerdog y su parada de penalti!

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