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Los jinetes ubican a Medina fuera del trabajo cuando aún era de día

  • Los testigos aseguran con rotundidad que el acusado de los crímenes los saludó en la calle Feria en horario laboral y que iba en su coche, no en la furgoneta de reparto del supermercado

Los dos caballistas a los que el acusado de cometer los crímenes de Miguel Ángel Domínguez y María, Francisco Javier Medina, saludó el día de los hechos lo ubicaron ayer fuera de su lugar se trabajo -un supermercado almonteño- cuando todavía "era de día", concretamente en un lapso que estimaron entre las 20:00 y las 20:25 de aquel 27 de abril de 2013.

Los hombres, conocidos por los sobrenombres de El Magro y El Poti, indicaron al jurado popular que juzga el doble crimen de Almonte que se encontraron por la tarde y que cada uno montaba un caballo, que se dirigieron al bar El Soto de la localidad, tomaron algo con unos familiares del primero y con el también testigo Juan Pablo Muñoz, quien había intercedido en el trato de venta de equino que se iba a materializar más tarde, a las 21:00, en el solar de El Magro.

Tras tomar el refrigerio en el bar, coincidieron ambos en su declaración, volvieron a subirse al caballo. El Magro y El Poti vieron a Francisco Javier Medina en la calle Feria de Almonte, "antes de llegar al arco de El Chaparral". Ninguno dejó un resquicio a la duda sobre esta circunstancia. El segundo concretó más sobre el lugar del encuentro casual: "Justo donde ahora han puesto un salón recreativo".

Remarcaron que no fueron ellos los que llamaron la atención del acusado en este punto para saludarlo, sino al revés. "Yo no lo hubiera visto si no me dice algo", señaló El Magro. El presunto asesino salía en ese momento de un aparcamiento de la calle Feria con un vehículo de su propiedad, un Volkswagen Golf azul, y con la ventanilla bajada les dijo: "Anda que no vais a coger ", en referencia a que se iban a emborrachar aquella noche de última sabatina rociera en Almonte.

Los hombres no recuerdan hacia dónde se dirigía en el coche, pero El Magro sí mantuvo con firmeza que Fran Medina no viajaba en la furgoneta de reparto del supermercado en el que debía encontrarse trabajando a aquella hora de la tarde, ya que "soy chapista y se lo he arreglado varias veces, conozco bien ese coche". El encuentro duró sólo un instante.

Insistieron en que "había luz solar". Incluso El Poti, que había flaqueado en su declaración ante la Guardia Civil tras la detención de Medina diciendo que no recordaba si el día del encuentro fue aquel 27 de abril u otro sábado, ayer en el juicio fue tajante: "He ido recordando y sí, fue ese día". Aunque no llevaba reloj, sabe que aquella tarde se acabó despidiendo de su compañero de paseo equino después de ver a Medina y que era antes de las 20:30, porque a esa hora "dejé el caballo y me fui a buscar a mi mujer".

El otro jinete, El Magro, en la misma línea argumentó que una vez que se produjo el fortuito encuentro con Francisco Javier Medina, poco más adelante en el recorrido -"en la plaza del Arenal"-, se despidió de El Poti y puso rumbo a su corralón, que se encuentra hacia el camino de Villalba, donde había quedado con los hermanos Capea, que le iban a comprar el caballo. La cita se había fijado para las 21:00.

Allí lo esperaba Juan Pablo, el intermediario del negocio. Como los compradores se habían retrasado un poco porque uno de ellos estaba trabajando, el corredor -que también testificó ayer en el plenario- los llamó a las 21:09 para ver por qué tardaban. "Era luz del día" cuando hizo esta gestión, declaró en la sala.

De hecho, cuando los hermanos Capea arribaron a la finca de El Magro, que calculan que fue sobre las 21:15, todavía no había oscurecido. Los cuatro -El Magro, Juan Pablo y los hermanos-, después de inspeccionar el equino en cuestión, se dirigieron al bar El Gringo.

En este camino por el núcleo poblacional no se toparon en ningún instante con Medina. Tampoco cuando llegaron al bar, donde El Magro se reencontró con El Poti. Aunque la defensa sugirió el día de la declaración del acusado que el encuentro con los caballistas pudo producirse en este punto, ambos lo negaron de plano: "Allí ya era de noche cerrada y lo vimos de día".

Los jinetes, testimonio clave en el caso, asestaron un golpe mortal a la línea de defensa del encausado con sus declaraciones, que significan que Medina estuvo fuera de su lugar de trabajo la tarde previa a los luctuosos hechos. El presunto autor de los crímenes indicó en su declaración ante el tribunal del jurado que se encontraba en la superficie comercial a la hora de los asesinatos y que no salió de allí hasta que no lo hicieron el resto de sus compañeros, pasadas las 22:00 del 27 de abril. Si salió en algún momento, afirmó el jueves pasado, fue para hacer el reparto de algún pedido, algo que se hace siempre con la furgoneta oficial de la empresa y no en un coche particular.

Sobre el carácter de Medina, sorprendió la declaración de El Magro. Su mujer es amiga de Marianela Olmedo y él conocía, afirmó, el control que Francisco Javier ejercía sobre ella. "Le dije: Marianela, toma una decisión recta porque cualquier día sales por el televisor", en alusión al presunto maltrato que ejercía sobre ella. El almonteño explicó que notó un cambio drástico en la vestimenta de la mujer y que "se pintaba menos". Añadió que el procesado "le tenía prohibido montar a Miguel Ángel en su coche incluso para llevarlo al domicilio" de la avenida de los Reyes. Tanto es así que "aunque él fuera cargado con bolsas le tenía que pedir a algún compañero que lo acercara porque ella no podía". Marianela, a su entender, atendía los requerimientos de su entonces amante tratando de "no enfadarlo" pero intentado no dañar a su marido.

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