Huelva

Medina reitera su inocencia y pide que “se coja al verdadero asesino de Miguel Ángel y María”

  • El juicio por el doble crimen de Almonte llega a su fin. Esta tarde se confecciona el objeto del veredicto y el jurado se retirará a deliberar

Francisco Javier Medina entra en la Audiencia Provincial.

Francisco Javier Medina entra en la Audiencia Provincial. / Josué Correa (Huelva)

Reitero mi inocencia. No soy el autor de los hechos. Quiero que se haga justicia por mi bien y para que se coja al verdadero asesino de Miguel Ángel y María. Tan sólo pido eso, justicia”. Con estas breves palabras entrecortadas por los sollozos y la emoción del momento el acusado por el doble crimen de Almonte, Francisco Javier Medina, ha llevado a efecto esta mañana ante el jurado popular el turno de la última palabra que precede a la elaboración del objeto del veredicto -que dirimirán las partes esta misma tarde- y a la retirada de los miembros del tribunal para deliberar.

Previamente, las acusaciones y la defensa han expuesto sus informes finales en una intensa y última sesión que se inició en torno a las 9:30 y que no ha finalizado hasta rebasadas las 15:30. El representante del Ministerio Público, el fiscal Pablo Mora, ha apuntado a la existencia de un “cúmulo de pruebas” que, a su entender, señalan a Medina “como culpable”. La principal, la del hallazgo de su ADN en tres toallas del piso de la avenida de los Reyes donde acontecieron los brutales asesinatos, entendiendo que el almonteño “se lavó la cara, las manos u otra parte de su cuerpo” tras presuntamente cometer el doble crimen. Él descarta, ha dicho, la tesis de la transferencia indirecta de la lavadora porque los testigos auditivos escucharon ruido de agua tras el ensordecedor sonido de la agresión y porque también había agua mezclada con sangre en el suelo del piso. Además, la acusación pública ha destacado el hecho de que Francisco Javier Medina no tenga coartada en las horas de los luctuosos hechos más allá de la declaración de su expareja, Raquel Granado, o que el verdadero móvil del crimen sea pasional, entre otros elementos que le llevan a la conclusión de la posible culpabilidad del acusado.

En la misma línea se han mantenido las acusaciones particulares, ejercida por los letrados Gustavo Arduán e Inmaculada Torres. El primero ha añadido que se trató de un crimen “premeditado y bien organizado” y atacó directamente a la línea de flotación de la coartada de Francisco Javier Medina armando el puzzle de horarios y testigos que dicen haberlo visto fuera del supermercado en el que debía estar trabajando en los instantes en los que, al parecer, sucedieron los asesinatos de María y Miguel Ángel Domínguez aquel 27 de abril de 2013. Torres, por su parte, incidió mucho en la idea de Marianela Olmedo, a quien representa, como mujer maltratada por su entonces amante, el inculpado, indicando que la finalidad de los crímenes es “su control y su sometimiento, en un claro caso de violencia extensiva en el que no la ha agredido a ella pero sí se ha quitado a los obstáculos”, que eran, a su parecer, padre e hija.

El letrado de la defensa, Francisco Baena Bocanegra, ha apelado al “sentido común” del jurado para analizar las pruebas que, desde su prisma, no tienen contundencia alguna para condenar a su cliente. El jurista ha puesto sobre la mesa el hecho de que “ningún testigo haya dicho que Fran es celoso o agresivo” y ve inverosímil que su cliente pudiera cometer los crímenes a las 22:03, cuando una vecina cuenta por mensajería a su novio que está escuchando golpes y a una niña gritar, y llegar a la esquina de enfrente del supermercado donde Marianela dice que lo vio a las 22:09: “Ni poniéndole el traje de Superman lo consigue”, ha apuntado. Sobre el ADN en las toallas se ha apoyado en la tesis de Lorente, que apunta a una transferencia indirecta del semen de Medina al mezclarse con ropa en la lavadora.

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