Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

El Concurso más largo de la historia del Falla se despidió sin apenas una mala letra que llevarse a la boca contra el nuevo orden establecido en el Ayuntamiento de Cádiz. No han faltado coplas a la fatalidad y a la pena más honda. Pero no se oyó ni una mísera cuarteta con ángel y punzante contra Podemos, y no digamos ya un pasodoble con la mínima carga de profundidad contra la gestión de José María González. Como si no hubiera cambiado nada. No es que lo mereciera más que el resto, no se trata de eso, pero se supone que esto es Carnaval. Y este año la pluma ha sido tan suave, que al propio alcalde le ha debido resultar embarazoso que pareciera que no existiera para el mundo del arte. Hasta sus simpatizantes confiaban en alguna que otra letra crítica bajo la excusa más tonta, pero sólo vieron a un nutrido grupo de copleros formando cola a las puertas de sus aposentos para presentarle sus respetos. A muchos dio la impresión de que les hubiese gustado ser los más rápidos en llevarle un audio, una reseña o cualquier recorte de prensa donde apareciera alguna señal suya aduladora para con la causa podemita. Se podría decir que incluso les habría entusiasmado ser los primeros en descubrir las virtudes del alcalde para dejar el terreno libre de adversarios. Pero ojo porque la mayoría le dijo lo mismo a Carlos Díaz y a Teófila, de la que ahora reniegan, y González, que conoce el ambiente mejor que nadie, lo sabe.

Ha sido en suma un año espectacular en la técnica y la puesta en escena aunque un tanto decepcionante al contemplar esa riña pinturera en el teatro por ver quién reunía más méritos profesando a Podemos todo el cariño y la admiración del mundo bien en forma de dardos envenenados contra el resto de partidos o bien en forma de palmadita en el hombro. Algún autor trató de demostrar que antes de que Moret alcanzara la mayoría de edad ya había luchado con uñas y dientes contra la casta. Otros juraron que eran morados desde que el alcalde les dio catequesis. Al parecer casi todos pertenecen a la izquierda radical, la genuina y auténtica, la de toda la vida, y no como esos socialistas tibios y traidores de la patria.

La crítica sin complejos y con el único ánimo de molestar, que es lo que se le exige al Carnaval de ley y a ser posible con más ingenio que trazo grueso, sí se ha derrochado en cambio contra Rajoy y Susana Díaz sin escatimar sablazos -y algún insulto- y aportando más bien poco a lo ya sabido. Era muy fácil porque ambos dan argumentos para afilar el lápiz, qué duda cabe, pero tantos como cualquier otro político a la hora de dar pábulo a la imaginación. Este año en que se conmemora el 80 aniversario de la prohibición del Carnaval, el mejor homenaje a los autores que se jugaron la vida por hacer honor a la libertad de expresión y al periodismo cantado -frente a la represión pura y dura del franquismo- habría pasado por brindarles coplas con un alto contenido de reivindicación social en sus letras. Gracias a su coraje, hoy no hay que rellenar una instancia con las coplas aprobadas por el Gobernador civil de turno. Y por todo ello, sería una pena que su compromiso frente a la censura y aquel espíritu ingobernable quedaran en el olvido.

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